La Parshá de la semana relata sobre un grupo de personas que estaban impuras en la víspera de Pesaj y no pudieron ofrendar el sacrificio de Pesaj en su tiempo. Vinieron a Moshé y Aharón con la queja: "¿Por qué nos va a faltar, que no podremos ofrendar el sacrificio de Hashem en su tiempo?"

En respuesta a ello Hashem transmitió las leyes del Segundo Pesaj (Pesaj Sheini), que consistía en dar la oportunidad de traer el sacrificio del Pesaj el día 14 de Iar, un mes después de la fecha para ofrendar el primer Pesaj.

Hay otros sacrificios festivos que es posible completar pasada la fecha original, pero eso es siempre en los días inmediatos a la fiesta. El sacrificio pascual es único en el hecho de que la fecha compensatoria tiene lugar un mes después de su tiempo original. Salta aquí la pregunta: ¿Por qué fue fijada la ofrenda del Segundo Pesaj tan distante de la fiesta y no en uno de los siete días del primer Pesaj?

Dos Etapas

La explicación del tema se encuentra en el concepto esencial de la singularidad del Segundo Pesaj. Este esta relacionado con el significado interno del mes de Iar. Pesaj Sheini debe tener lugar en el mes de Iar y no en el de Nisan, por la relación interior que los une desde lo conceptual.

Los meses de Nisan e Iar representan dos etapas en el proceso de la liberación del hombre de la maldad. El primer paso es "apartarte del mal", escapar de la maldad. A continuación llega la segunda etapa que es el "haz el bien", la elevación dentro de lo positivo. En el mes de Nisan tuvo lugar la huida de la maldad, la salida de Egipto, como está escrito "pues el pueblo escapó". A continuación viene el mes de Iar, que es el mes de la elevación y la santificación en dirección a la entrega de la Torá.

Enmendar el Mal

Esto se manifiesta en la marcada deferencia existente entre el primer Pesaj y el segundo. El primer Pesaj, en el catorce de Nisan, debe ser ofrendado en el momento cuando el Jametz, el fermento (de cereal) está vedado al extremo de "no habrá de ser visto y no ha de encontrarse", mientras que en el Segundo Pesaj no hay prohibición de Jametz, por el contrario, "el fermento y la Matzá están con él en la casa".

El fermento simboliza a la maldad. En el primer Pesaj hay una prohibición absoluta de fermento.

La maldad debe ser eliminada totalmente y está prohibido que quede incluso el más mínimo residuo de ella.

En la primera etapa uno no puede enfrentar el mal y enmendarlo, se debe huir de él o alejarlo totalmente. Pero en una segunda etapa hay posibilidad de enmendar el mal, purificarlo y elevarlo, por ende "el Jametz con la Matzá están con él en la casa".

(Aclaración: Los actos prohibidos por la Torá son enmendables sólo a través de una profunda Teshuvá, arrepentimiento por amor a Hashem, que transforma las transgresiones en méritos. La inclinación y tendencia del hombre hacia la maldad, es lo que puede ser corregido y educado, para utilizarse positivamente y para la santidad, pero sólo luego de que uno salió totalmente de la maldad.)

Se Dieron las Fuerzas

Resulta entonces que el Segundo Pesaj representa un nivel más avanzado de servicio a Hashem. A pesar de que quienes ofrendan el Segundo Pesaj no ofrendan el primero, siendo que el pueblo Judío sí ofrendó el primer Pesaj, quienes ofrendan el Segundo están en condiciones de elevarse por medio de ello a un nivel más alto. Por eso no debían cuidarse del fermento, sino que "el Jametz con la Matzá están con él en la casa".

Ese es el motivo por qué fue fijado el Segundo Pesaj en el mes de Iar, por que ese mes representa la segunda etapa en el servicio a Di-s, cuando se enmienda la maldad y se la purifica. A cada uno se le dio la fuerza para lograr esto incluso hoy en día. Todo Judío esta capacitado no sólo a escapar del mal, sino también a transformarlo en bien, hasta llegar al arreglo total del mal cuando tenga lugar la verdadera y completa redención a manos de Mashíaj.

(Likutei Sijot, Tomo 33 Pág. 56)