El párrafo bíblico que leemos esta semana nos relata acerca de los doce espías que fueron a tierra de Canaán. Los espías volvieron con un reporte definitorio de la tierra, y generando un desánimo en los judíos respecto de la entrada a la Tierra de Israel.
Al profundizar en el relato resulta que es un tema nada simple. Debemos recordar quiénes son estos espías. Eran hombres destacados "todos hombres, eran las cabezas de los Hijos de Israel". Sucedió poco después de la salida de Egipto, cuando todos pudieron ver en forma directa el inmenso poderío del Altísimo y Sus milagros, los expresados en las diez plagas y la partición del mar Suf. Cómo ocurrió, entonces, que hombres elegidos y prominentes volvieran atemorizados y descreídos de la fuerza del Altísimo para hacerles ingresarles ingresar a la Tierra de Israel?
Es Bueno estar en el Desierto
El jasidismo echa luz sobre el aspecto profundo subyacente en el episodio de los espías. El argumento de los espías no fue consecuencia de falta de voluntad de servir al Creador. Todo lo contrario: Justamente porque querían servir a Hashem y apegarse a Él pensaron que el ingresar a la tierra de Israel va a molestarles en su servicio al Altísimo. Y por ello, era mejor permanecer en el desierto. La vida allí era ideal para servir a Hashem.
El alimento era recibido a través del "man" del cielo. Estaban abastecidos con agua por el pozo de Miriam. Incluso sus ropas se mantenían íntegras y no se gastaban, como dice el texto: "Tu vestimenta no se desgastó". Por ende, los judíos estaban en condiciones de entregarse con todo su corazón y con toda su alma a estudiar Torá, cumplir sus preceptos y apegarse al Altísimo, sin verse perturbados con problemas de manutención y similares.
La Contradicción Judía
Y éste fue el argumento de los espías: la Tierra de Israel, dijeron, es "una tierra que devora a sus habitantes": ella nos transformará en seres materialistas, inmersos en las pequeñeces de las preocupaciones por la supervivencia. Ella nos generará la pérdida del nivel espiritual superior que alcanzamos estando en el desierto.
Cuando dijeron que incluso Di-s no está en condiciones de superar a los habitantes de la tierra, se referían al sentido espiritual del tema. No es posible, decían, tomar el bastón por sus dos puntas- permanecer apegados a Hashem y simultáneamente vivir una vida terrenal materialista en la Tierra de Israel, como cualquier pueblo asentado en su tierra. Es verdad que Di-s puede realizar milagros extraordinarios pero éste es algo contradictorio- no puede vivirse una vida natural y sobrenatural simultáneamente.
El Objetivo de la Interacción
En esto es que pecaron los espías. No entendieron el objetivo singular de la Torá y su fuerza especial. Lo que ellos tanto temían: La interacción e integración entre la vida terrenal con una vida de fe y servicio al Altísimo, es justamente lo que la Torá busca. Este es el objetivo de la Creación toda- impregnar con la luz Divina también a la vida material.
La Torá no fue dada para los ángeles, que carecen de preocupaciones y pueden apegarse a Hashem sin perturbaciones, La Torá nos fue entregada a nosotros, los hombres, para que la cumplamos y por su intermedio sirvamos al Creador específicamente en el seno de la vida cotidiana y natural de este mundo. Todo el objetivo de la salida de Egipto y de la entrega de la Torá era la entrada a Israel, donde se requiere del pueblo judío integrar la vida espiritual y sagrada con la vida natural -terrenal.
Esta lección del suceso con los espías debe instruirnos. No existe cosa en el mundo que pueda interferir entre el judío y Di-s. Cuando la Providencia Divina le presenta al judío una situación dónde debe dedicar tiempo y esfuerzo para temas de la manutención, esto mismo indica que se le dotó previamente de las fuerzas indicadas para la introducción de la luz del judaísmo justamente en esta situación, y servir de modelo que vive en este mundo pero que es más fuerte que él.
(Likutei Sijot tomo 4, Pág. 1042)
Únete a la charla