"Hubo diez generaciones desde Adam a Noaj- para dar a conocer cuán grande es Su paciencia; pues todas esas generaciones Lo encolerizaron repetidamente, hasta que El trajo sobre ellos las aguas del Diluvio. Hubo diez generaciones desde Noaj a Abraham - esto da a conocer cuán grande es Su paciencia; pues todas las generaciones Lo encolerizaron repetidamente, hasta que vino Abraham, nuestro padre, y recibió la recompensa de todos ellos".
Con este resumen de las primeras veinte generaciones de la historia, desde su mismo inicio, la mishná nos señala para la microhistoria de nuestras vidas: ¿cómo ocuparse de los elementos negativos que encontramos en nosotros y en nuestro entorno?
Las diez primeras generaciones perversas no obtuvieron ningún beneficio. Después de abusar de Su tolerancia al límite, Di-s hizo "borrón y cuenta nueva", y reconstruyó Su mundo nuevamente a partir del piadoso Noaj y su familia. A continuación de Noaj, vinieron otras diez generaciones de conducta malvada y destructiva para la humanidad.
Pero Abraham "recibió la recompensa de todos"- eso significa que él tuvo éxito en elaborar el potencial para hacer el bien, que estas diez generaciones poseían. Abraham fue capaz de extraer el núcleo de bondad que se encontraba inmerso en toda esa maldad. En lugar de perderse, sus vidas y esfuerzos fueron redimidos y liberados por Abraham.
En el nivel individual, la persona debe aprender a distinguir entre dos tipos de mal. Superficialmente ambos son negativos, pero hay una gran diferencia entre ellos: La Torá marca límites claros para definir qué debe ser rechazado en forma absoluta y qué puede ser desarrollado y transformado en bien.
Existen ciertos elementos que, si la persona los halla en su propio carácter o en su ambiente, debe erradicarlos completamente: todo intento de tratar con ellos será contraproducente y corruptivo. Pero la Torá también no insta a distinguir los aspectos de nuestras vidas que, a pesar de su superficie cruel, contienen un potencial tesoro.
Considerarlos indeseables, eliminándolos, sería igual que "arrojar al bebe junto con el agua de la bañera", a veces son necesarios estos elementos "despreciables" ya que contienen aspectos gratificantes. Extraer estas gemas del traicionero y tosco suelo donde se encuentran enterradas es uno de los desafíos de la vida en este mundo terrenal. Pero por supuesto, debe uno manejarse en base a lo que dice el Código de Leyes de la Torá para discernir y no puede manejarse con criterios personales, que por más bienintencionados que sean, pueden estar diametralmente opuestos a la Voluntad de Di-s.
(Extraído de Beyond the letter of the law, de los comentarios del Rebe de Lubavitch)
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