En su profecía sobre el pueblo de Israel, Bilám marcó la presencia de los Patriarcas y las Matriarcas: "Pues de la cabecera de las rocas lo veo y de las colinas lo observo"1 Comentaron sobre esto nuestros Sabios Z"L2 : "de la cabecera de las rocas-estos son los Patriarcas, y de las colinas- estas son las Matriarcas".

La diferencia entre el padre y la madre es que el padre aporta al hijo su misma existencia en el nivel general, mientras que el desarrollo en detalles y órganos se lleva a cabo a través de la madre. Por ello hay mayor cercanía entre el hijo y su madre, puesto que ella lo dota de lo que es en detalle.

Esto explica por qué en el mandamiento "Honra a tu padre y a tu madre"3 se anticipa el padre a la madre, puesto que por propia naturaleza el hijo tiende a honrar a su madre más que a su padre. Mientras que en el mandamiento: "todo hombre a su madre y a su padre han de temer"4 se adelanta a la madre, puesto que por su naturaleza el hombre teme más al padre que a la madre.

Así ocurre también con este versículo- en relación a los Patriarcas dice "lo veo", que es un término que indica una mirada desde lo lejos, mientras que respecto de las Matriarcas está dicho "lo observo" que implica una mirada más cercana.

El Padre y la Madre

También en el mundo interior del hombre- en su alma- existen el padre, la madre y los hijos. La razón es la fuente de los sentimientos, definidos como los derivados, los "hijos". El desarrollo de los sentimientos se apoda "nacimiento". Tal como para dar a luz a un hijo hay necesidad de un padre y de una madre, así también los sentimientos tienen "padre y madre".

El "padre" es la inspiración intelectual, la capacidad de concebir ideas, lo que se define como "jojmá" del alma. Allí está el núcleo seminal, el centro de la idea a partir de donde comienza todo. A eso lo sigue la etapa de la "madre"- la "biná"5 del alma- que es la capacidad de desarrollar una idea, ampliarla y extenderla a detalles y pormenores. Sólo luego de que la idea pasó por esta etapa y se "construyó" y consolidó con todos los detalles, puede tener lugar un "alumbramiento"- la generación en la mente de los sentimientos en el corazón del hombre.

Mente y Emociones

Sin embargo, a pesar de que la "jojmá" y la "biná" del intelecto son ambos socios en la gestación de los sentimientos, cada uno tiene su aporte singular. Por ejemplo, de la meditación en la grandeza de Hashem nacen en el corazón del hombre los sentimientos de amor y temor a Él. La "jojmá", que es la que concibe el núcleo de la idea, está más "distante" de la persona (todavía no la absorbió cabalmente, como en Biná), genera una relación de distancia y de anulación frente al Altísimo, mientras que a través del razonamiento y desarrollo de Biná da lugar a que uno se sienta como una entidad independiente de Di-s a la que se le brinda la posibilidad de percibir la santidad Divina.

El objetivo está justamente en el efecto generado por Biná, ya que la Voluntad Divina no radica en la anulación del mundo, sino que en el seno del mundo terrenal se capte y perciba la Voluntad Divina, y en ello radica la fuerza de Biná.

Generar la Voluntad

Esta misma estructura de relaciones existe también dentro del hogar judío. El padre es la primera fuente del espíritu judaico, pero la traducción de ello a la vida cotidiana es realizada por la madre. Es ella quien baja los principios espirituales a la realidad concreta de la vida- en la educación de los hijos, en el recibir visitas, en dar caridad y en la atmósfera judía que debe imperar en una casa judía. Está escrito sobre la muje6 :

"¿Cuál es la mujer casher (apropiada, correcta)?. La que hace la voluntad de su marido". Esto puede ser interpretado también de la siguiente manera: si la mujer ve que el marido está ocupado con las preocupaciones del sustento y no posee suficiente voluntad para los temas de la Torá y sus preceptos, al ser una mujer "casher" ella "hace" y genera "la voluntad de su marido" despertando en él el deseo de cumplir con su verdadera función. Entonces, este hogar será uno donde la Shejiná, la presencia Divina, mora en él.

(Likutei Sijot, tomo 4, Pág. 1067)