Durante los días de "Bein Hametzarim", las tres semanas de duelo, nos conducimos con restricciones en la alegría, para recordar la destrucción del Templo de Jerusalem, enmendar nuestra conducta y apurar la redención mesiánica.

Sin embargo, en los días de Shabat de estas semanas está prohibida toda expresión de duelo, y debemos conducirnos con alegría. Más aún: este Shabat se debe intensificar la alegría más que en un Shabat común, para que no haya posibilidad alguna de que las leyes de duelo de estas "tres semanas" influyan sobre la alegría del Shabat. A simple vista, este motivo es sólo tangencial (debemos aumentar la alegría para evitar la manifestación de tristeza) pero no ofrece motivación positiva al por qué de la alegría específicamente en estos Shabat. Sin embargo, el Jasidismo enseña que existe una relación especial entre la negación del dolor y del duelo, e incluso para una alegría acentuada y estos Shabat.

Motivo Interior

Shabat en general es un símil de la época de la redención mesiánica, la que es descripta como "el día que es totalmente Shabat". Siendo que cuando sea la redención mesiánica no quedará vestigio alguno del amargo exilio diaspórico, por eso también en el Shabat, que es un "símil del futuro", no hay lugar para expresión alguna de las "tres semanas de duelo". Ese es el motivo interior de la prohibición de duelo en Shabat.

La razón mística del aumento de alegría en este Shabat está ligada a la verdadera esencia del sufrimiento a lo largo de nuestra historia. Una vez que tuvo lugar la dispersión y desde entonces ansiamos la redención, no es nuestra intención que luego del exilio volvamos al mismo estado de liberación del que gozábamos previo a la destrucción de Jerusalem, sino que alcancemos una redención de un nivel infinitamente superior al estado previo.

Redención Superlativa

Es conocido al respecto el ejemplo que se da de la regla legal judaica de "destruye para construir": cuando alguien demuele una casa para construir en su lugar otra, es absolutamente claro que, la nueva construcción será mucho más grande y bella que la anterior. Si no fuese así, no hay motivo para demoler la existente. Resulta de aquí que el verdadero objetivo de la destrucción del Gran Templo de Jerusalem fue para erigir en su lugar un Templo y una redención varias veces superior a lo anterior.

Si este principio se aplica a cualquier liberación, cuanto más con la verdadera y completa redención, que será una, a la que no seguirá nunca más destierro ni sufrimiento alguno. Es absolutamente tácito que esta redención será extraordinaria y elevada, en la que se revelará una luz Divina totalmente nueva, al punto que comprenderemos que valía la pena pasar por las penumbras dolorosas del galut para llegar a esta redención.

Banquete del Rey Salomón

En base a esto se comprende que, los Shabat de estas "tres semanas", que son un símil del "mundo venidero", simbolizan la redención y la reconstrucción que emerge del propio exilio. En estos Shabat se encuentra oculta una luz semejante a la del "Mundo Venidero", una luz que tiene la fuerza de transformar a los mismos días de luto en alegría y regocijo.

Es por eso que en estos Shabat debemos alegrarnos con intensidad, hasta el punto que la ley halájica marca que en el propio Shabat que coincide con el 9 de Av, puede celebrarse un banquete como el del rey Salomón en su apogeo. Estos Shabat nos confieren la fuerza de transformar los días de dolor y duelo en días de alegría y festejo, con la llegada del Mashíaj, realmente de inmediato.

(Likutei Sijot, tomo 2, Pág. 358)