En esta Parshá, Moshé Rabeinu destaca en su relato de los cuarenta años en el desierto, la entrega de la Torá en el Monte Sinaí y repite los Diez Mandamientos.
La revelación del Altísimo sobre el Monte Sinaí a los ojos de todo el pueblo de Israel se abrió con las palabras: "Yo soy Hashem, tu Di-s". La primera letra de esta declaración que generó el vínculo entre el Creador e Israel fue la letra hebrea Alef, de la palabra Anojí (Yo). Resulta entonces, que la Alef representa la relación y unión entre el hombre y el Creador.
Cuando el Alter Rebe (fundador de Jabad, autor del Tania y del Shulján Aruj) buscó un maestro para su hijo, mandó llamar a un joven y le dijo: sobre ti pende el deber de alimentar a tu familia. Sobre mi, la Mitzvá de "enseñarás a tus hijos". Cambiémonos.
Preguntó el joven: ¿Cómo debo enseñar a su hijo? A eso respondió el Rebe: "Se comienza con el estudio del abecedario hebreo, el Alef Bet. La primera letra que se enseña a un niño judío es la Alef. ¿Qué es una Alef? Un punto arriba, un punto abajo y una línea de temor al Cielo que los une.
Alma y Cuerpo
El Alter Rebe agregó y explicó que el punto superior (de la Alef) simboliza el alma y el inferior representa al cuerpo. Ambos, alma y cuerpo, están a simple vista, totalmente desconectados, con aspiraciones opuestas, sin puntos en común.
Los dos puntos de la letra Alef también representan al Altísimo y al hombre. El punto superior corresponde a Di-s, Quien es infinito, y más allá de toda definición y captación. El punto inferior es el hombre, una creación limitada. El vínculo entre ambos es a través del estudio de la Torá y el cumplimiento de los preceptos, las Mitzvot.
Imposible de ser Captado
El Creador y el hombre se expresan específicamente por medio de un punto -el punto de arriba y el de abajo. La singularidad del punto radica en que no posee superficie ni existencia concreta. Por ello, simboliza la auto-anulación absoluta y el no sentirse como "algo".
El Creador es aludido por medio de un punto, puesto que no tenemos percepción ni captación alguna de Él. Sabemos de Él un solo punto -que existe. Este es el punto superior. El hombre es representado por un punto, puesto que el único camino que posee para unirse al Altísimo es convertirse en "un punto" -sentir su nulidad total y su no existencia de uno frente al Creador. Este es el punto inferior.
La Línea de Temor al Cielo
La unión entre el hombre y el Creador se genera por medio de la línea de "temor al Cielo" -la Torá y sus preceptos. Cuando un judío estudia la Torá de Di-s y cumple con sus mandamientos, pasa de ser "un punto", que no posee existencia, a ser parte de la letra Alef del "Anojí Hashem", "Yo soy Hashem, tu Di-s".
Esta es la base y el principio de la entrega de la Torá y es este también el fundamento de la educación de un niño judío. Cuando se asienta la educación sobre estos principios, el niño recibe las fuerzas para crecer como corresponde, y luego podrá salir al mundo a hacer de él un lugar de residencia para Di-s. Con la fuerza de esta educación iluminará al mundo entero con la luz de la Torá y la práctica judaica, y tendrá éxito en compenetrar a la creación con la conciencia de que la verdadera existencia de todo es: "Yo Soy Hashem tu Di-s".
(Likutei sijot, 2 pag 615)
Adaptado por el Rabino Tzví Grunblatt
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