Hay muchos mitos y leyendas sobre el Baal Shem Tov. Incluso el más fantástico de los relatos, dicen, es verdad- porque aunque nunca haya sucedido, el Baal Shem Tov era capaz de hacer que ocurran.
Pero hay un mito que no es verdad. Y es el más popular. Es la Leyenda Judía Moderna del Baal Shem Tov.
Para evaluarla, se debe considerar la Leyenda Judía Moderna del Judaísmo primero. El Judaísmo es muy bueno. Hallaremos humanitarismo, ética y familia.
Y ahí el Baal Shem Tov encaja muy bien. Él contó lindas historias, y hacía sentir bien a las personas diciéndoles que era importante que fueran sinceros, felices y buenos.
¿Después de todo, quién podría tener algo contra el humanitarismo, la ética, la familia y ser bueno? Ninguna persona buena y moderna. Podríamos llamarlo Judaísmo Políticamente Correcto- equipado con un Baal Shem Tov Políticamente Correcto.
Vayamos al grano: No ha habido nada más desastroso para el Judaísmo que la correción política. Ello significa no agitar el barco y quedarse tranquilo. El Judaísmo que hace concesiones con el mundo, no es Judaísmo. Y carece de cualquier oportunidad de supervivencia.
El Baal Shem Tov y el movimiento Jasídico eran una gran espina para los judíos políticamente correctos. Demasiado místico. Demasiado fuera de lugar. Y demasiado popular.
Al principio, intentaron negar su existencia. Cuando eso se volvió tan poco creíble como negar la existencia de George Washington, decidieron crear una nueva mitología que torció completamente todo lo que los Maestros Jasídicos habían enseñado.
Así es como el Baal Shem Tov terminó siendo bueno. Una especie de popular Robin Hood, teológico.
¿Cuán benigna era toda esa amabilidad? Miremos nuestra generación. Cuando fuimos a nuestros padres y maestros en busca de espiritualidad para calmar nuestras almas sedientas, recibimos titubeos y silencios incomodos. Los judíos no creen en eso, nos dijeron. Sólo ética y humanitarismo. Nada sobre almas.
Y así, los judíos jóvenes más espirituales terminaron en la India, detrás de los gurús, buscando lo que antes sus abuelos habían rechazado, y lo que sus bisabuelos habían dispuesto: la nutrición para el alma- el Misticismo.
Basta de enojos y revanchas:
La Cabala es tan central en el Judaísmo como el sol lo es al sistema solar, como un corazón lo es a un cuerpo.
El Judaísmo comienza con la más mística de las experiencias en el Monte Sinai donde, "vimos los sonidos y oímos las visiones", terminando en la unión mística de toda la Creación con su Creador.
El Baal Shem Tov era un estudioso de la Cabala de Rabí Itzjak Luria, el "Santo Ari". Él estaba envuelto desde su temprana juventud en una sociedad de "tzadikim ocultos" (En cada generación existen 36 Tzadikim ocultos que sostienen el mundo) quienes eran estudiosos del Talmud y la Cabala y viajó de incógnito en su esfuerzo por resucitar la vida judía de Europa Oriental que todavía estaba lamiendo sus heridas de los trágicos pogromos de 1648-49.
Lo que Albert Einstein era para la Física y Beethoven para la música- mucho, mucho más -es el Baal Shem Tov para el alma humana.
Hubo otros místicos antes del Baal Shem Tov que trataron con la gente simple. Pero para ellos la vida era una dicotomía: El estudio de los trabajos místicos era de un mundo y sus relaciones con la gente simple era otro- un mundo afectado por su misticismo, pero muy, muy distante de él.
El Baal Shem Tov dijo: "Éstos no son dos mundos. Están íntimamente conectados. La Cabala del Ari tiene tanto para hacer con el santo asceta como con el posadero simple o el granjero que siembra papas, que sirven a Di-s con todo su corazón. De hecho, en el judío simple, la excelsa simplicidad de la Luz Infinita brilla mejor"
Cuando sus manantiales se extiendan, sin la distorsión provocada por los diferentes autores que jamás conocieron la verdadera figura del Baal Shem Tov, la Era del Mashíaj habrá llegado, que sea mucho más pronto de lo que todos pensamos
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