1) El cementerio es uno de los lugares sagrados que tiene el pueblo judío. Se denomina en hebreo: "Beit Hajaim"- casa de los vivientes, "Beit Almin"- casa de la eternidad, "Hamakom Hatahor"- el lugar puro o "Hamakom Hakadosh"- el lugar santo (idish es conocido como "Heiliker Ort"- el lugar sagrado). Estos nombres tienen su origen en que allí yacen los cuerpos de Ieudim, a los que se considera sagrados, santidad incrementada por el hecho de que en vida contenían Almas Divinas, una "chispa de Dios"; y porque luego del fallecimiento se mantiene una relación entre el alma y el cuerpo. Al respecto, nuestros sabios nos enseñan que las almas flotan por encima de las tumbas.
2) Está prohibido llevar a cabo frente al difunto ningún acto que pueda interpretarse como una burla, sino que solo se permite realizar lo que sea en honor del fallecido.
3) Es debido a esta santidad que se debe ingresar en él con respeto y con la cabeza cubierta (por una kipá) y las mujeres vestidas con el debido recato. Durante la permanencia en el mismo no se debe comportar en forma jocosa, ni como en un encuentro social.
4) El cementerio siempre ha de ser mantenido limpio.
5) Los cementerios no deben ser utilizados con ningún otro fin: no se come en ellos ni se bebe, no se ejecuta en ellos ninguna labor, ni se duerme en ellos; ni puede sacarse provecho de las tumbas en forma alguna (apoyarse sobre ellas, utilizar material de las tumbas rotas, destinar la tierra que antes era de una tumba para otros propósitos, etc.). Tampoco puede darse de pastar del césped de un cementerio a los animales.
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