1) Es grato para el alma del fallecido que sus hijos, parientes o amigos visiten su tumba, recen y den Tzedaká (caridad) por él.
2) No se debe saludar o hablar cerca de la tumba, sobre ningún tema que no esté relacionado con el honor del fallecido o aspectos que hagan a la ceremonia que allí se debe realizar.
3) Esta prohibido que los Kohanim se acerquen a un féretro o a una tumba. Pueden ir al cementerio y rezar a lo lejos, debiendo asegurarse de estar ubicados a una distancia mayor de 4 codos (dos metros aproximadamente) de la tumba más cercana y que no estén debajo de un techo, sea de material, chapa o la rama de un árbol, que los cubra a ellos y a la tumba a la vez. Lo mismo debe ser tomado en cuenta en todo el trayecto hasta la tumba.
4) Si el fallecido es pariente directo del Kohén, (padre, madre, hijo, hija, hermano paterno, hermana paterna no casada, cónyuge) es una mitzvá que participe en su entierro, pudiendo estar cerca del cadáver o el féretro.
5) Cuando se realiza el entierro de un pariente directo del Kohén, éste puede ocuparse del mismo, con la condición de no pasar en el cementerio a una distancia inferior a los dos metros de las otras tumbas ni estar nunca bajo un mismo techo o árbol que otro muerto . Si esto no es posible, el Kohén debe presenciar el entierro desde un lugar donde no haya una tumba dentro de la distancia anteriormente mencionada.
6) Es conveniente que el Kohén busque un lugar para la tumba de su pariente, ubicada de forma tal que tenga acceso en el entierro y que luego de éste, pueda observarla desde lejos, ya que no le estará permitido acercársele.
7) Un Kohén debe ocuparse del entierro de un Met Mitzvá. Este término representa a una persona fallecida que no tiene parientes y/o no hay otros judíos en el lugar que puedan ocuparse de él.
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