La nación esperaba con ansiosa anticipación. Ellos sabían que esperar; habían visto el ejercicio durante siete días. La estructura del Tabernáculo había sido erigida, sus utensilios habían sido ubicados en su lugar, y los sacrificios habían sido elevados sobre el altar. Pero hoy las cosas serían diferentes. A pesar que Moisés había llevado a cabo los procedimientos durante siete días, sólo hoy, en el octavo día, la Presencia de Di-s finalmente descendería, abarcando el Tabernáculo con las nubes de gloria

Entretanto, Moisés y Aarón trabajaban diligentemente para preparar el Tabernáculo para la operación. Finalmente estuvieron preparados para llevar a cabo el último paso —la ofrenda de los sacrificios. La ofrenda sería la culminación de todos los esfuerzos y contribuciones colectivos del pueblo judío, y harían descender la Presencia Divina al Tabernáculo.

En este momento la Torá nos pone al tanto de una conversación inusual entre Moisés y Aarón. “Acércate al altar” dice Moisés “y presenta tu ofrenda por pecado y tu ofrenda ígnea…” (Levítico 9:7).

¿Por qué Moisés ordenó a Aarón “acércate al altar”? Claramente él tenía que aproximarse al altar para ofrecer los sacrificios. Había estado practicando durante siete días, y ahora su rutina era fácil y precisa. ¿Por qué Moisés le habló como a un novato?

Rashi cita un Midrash que explica el diálogo íntimo: “Porque Aarón estaba avergonzado y temía aproximarse [al altar]. Moisés le dijo: ‘¿Por qué estás avergonzado? ¡Para esto fuiste elegido!’”

¿Qué hizo que Aarón se avergonzara repentinamente? Aarón tenía ochenta y cuatro años, un sabio venerable y un líder dedicado. Había sido preparado para su papel como sumo sacerdote, y había ensayado el procedimiento de los sacrificios durante siete días. ¿Por qué el temor?

Pero Aarón comprendió el impacto de su obra; el ofrendar los sacrificios provocaría que la presencia de Di-s morara en el Tabernáculo. Estaba abrumado por su humildad y temor. Sintiendo su parálisis, moisés dijo: “¡Acércate al altar! Cambia tu enfoque. Tú no has elegido ser el sumo sacerdote, ¡Di-s te eligió! Fortifica tus pensamientos y ve a realizar tu servicio.

Najmanides, un sabio y cabalista español del siglo 13, da otra interpretación con respecto al temor de Aarón de acercarse al altar. Él cita un Midrash (Sifrá, lugar citado) que explica que Aarón era una persona espectacular, y no tenía ningún pecado del que hablar, excepto uno, su inadvertida participación en a creación del becerro de oro. Y no tomó ese error a la ligera. En realidad pensaba acerca de esto constantemente.

Cuando estaba en el interior del Tabernáculo, preparándose para culminar el trabajo, se volvió hacia el altar y se dio cuenta con horror que el altar se había convertido en un becerro. Las puntas de las esquinas del altar eran los cuernos, y el cuerpo del altar era el cuerpo del becerro.

El Satán estaba jugando con Aarón —ahora, en el clímax de la carrera de Aarón, en el día en que tenía que desencadenar la fusión entre el cielo y la tierra. ¿Cómo podía Aarón acercarse al altar cuando vio la imagen de un becerro en lugar de éste? ¿Cómo podía experimentar santidad poder cuando veía su peor momento? Aarón quedó paralizado, Moisés comprendió. “¡Aproxímate al altar! Aarón, tú has sido elegido para esto” dijo. Fortalece tu mente. No permitas que e plan del Satán desaliente tu confianza. Todo es una ilusión. No se trata de ti, se trata de Di-s. Di-s te eligió. ¡Él te necesita!

“Y Aarón se aproximó al altar y degolló al becerro como ofrenda de pecado”.

Quizás a nuestra manera, hemos experimentado el temor de Aarón. Y siempre, justo en los momentos inapropiados. Es justo cuando veo una gran oportunidad, que siento una parálisis apoderándose de mi psiquis. A veces la resistencia brota de la humildad, el sentirme pequeña y liviana para la asombrosa oportunidad ante mi. Otras veces es mi esqueleto que emerge para asustarme, para agotar mi confianza. ¿Por qué es que cuando más necesito mi poder, a menudo me siento inadecuada?

Viene Moisés y dice: “¡Acércate al altar! Fuiste elegida para esto”. Si Di-s te ha dado esta oportunidad, entonces eres adecuada para la tarea. Tu rol no depende de ti, sino de algo más grande que tú. Estás aquí para servir a Di-s, no te preocupes por las ilusiones del Satán. Aun si no piensas que eres lo suficientemente buena para el trabajo, ¡Di-s lo es!