Así es la senda para [adquirir] la Torá: “come pan con sal, toma agua en poca cantidad, duerme sobre el piso, y vive una vida de privaciones esforzándote en la Torá. Si así haces “dichoso eres y bien será contigo”". “dichoso eres”, en este mundo y “bien será contigo”, en el mundo por venir.

Avot VI Mishna 4

Vive una vida de privaciones, y esfuérzate en la Torá

Tanto la pobreza como la riqueza presentan desafíos para el servicio a Di-s. El desafío de la riqueza, sin embargo, es más severo que el de la pobreza.

Los desafíos presentados por la pobreza son en su mayoría externos, la vida cotidiana es simplemente más dura y resulta más difícil dedicar energías y tiempo al servicio a Di-s.

Los desafíos presentados por la riqueza son principalmente internos. Cuando una persona es próspera, tiene una tendencia natural a pensar que “Mi fortaleza y el poder de mi mano lograron esta bonanza para mí”. Esta postura contradice en forma directa el estudio de la Torá.

Porque la esencia de nuestra relación con la Tora gira alrededor de la sumisión, kabalat ol, la aceptación absoluta del Yugo Celestial y de las leyes de Di-s, aun cuando contradigan el propio Yo. Todo éxito material que podamos disfrutar debe considerarse un regalo concedido por Di-s, y no debe conducir al orgullo, el que, a fin de cuentas, está reñido con la sumisión absoluta al Altísimo.

Muy pocos entre nosotros estamos hoy sujetos a los desafíos de la pobreza extrema. Enfrentamos, sin embargo, los desafíos de la riqueza. Para superar estos desafíos, necesitamos autocontrol, humildad y la fortaleza que uno puede ofrecer a un amigo.

(Likutéi Sijot, Val. II, págs. 643-644)