Durante una reciente excursión hacia los Angeles, quedé anonadado con la sensacional visión que pude apreciar en medio de la noche.

(Afortunadamente no era yo el que manejaba). Había aproximadamente una docena de aviones a punto de aterrizar en el aeropuerto. Unidos como si fueran un collar de perlas brillantes, resaltaban sobre la aterciopelada y oscura noche. Aunque esta no era una imagen única ni particular, hubo algo especial que me movilizó esta vez.

El Baal Shem Tov enseñó que de todo lo que uno ve o escucha debe sacar algo en provecho para el servicio a Di-s. Este mensaje pasó como un rayo por mi mente, motivo por el cual traté de encontrar una lección de aquella imagen de la que estaba siendo testigo. No me llevó mucho tiempo darme cuenta que hay mucho para aprender de un avión que está apunto de aterrizar.

La mayor parte del tiempo que dura el vuelo, el avión está puesto en piloto automático. La tripulación no hace más que vigilar la computadora de vuelo, dar un vistazo a los indicadores de gasolina y a la radio, chequear los mapas de ruta y tal vez dar una amena pasada por los controles de tráfico de ruta por los cuales atraviesa el vuelo. Este es prácticamente el rol de la tripulación.

Sin embargo, el tramo final es otra historia. Velocidad del aire, altitud y alineamiento son meticulosamente chequeadas y re chequeadas. En ese momento crucial, nada se da por hecho, y es necesaria la concentración total de toda la tripulación.

Nosotros, el Pueblo Judío, estamos, podría decirse, “atravesando el aterrizaje”. Este largo y agotador exilio está llegando a su fin, la Era de la redención se puede ver más que nunca, avecinándose en el horizonte. Es momento de reestablecer el control de la nave, ya que estamos comenzando el aterrizaje hacia nuestro destino. Hay muchos preparativos, previos a nuestra inminente llegada.

Durante los 3300 años de existencia de la Nación Judía, nuestro rumbo ha sido claramente plasmado. Durante el camino, los judíos hemos experimentado un poco de turbulencia; sin embargo el rumbo siempre se mantuvo constante. Tanto individual como colectivamente debemos afirmar conscientemente que estamos adecuadamente alineados. Debemos ser cuidadosos, ya que hay poderosos vientos en contra, fuerzas negativas y variadas formas de resistencia que complican nuestro arribo seguro. Ahora es momento de chequear que todos los sistemas estén en buen estado.

El largo viaje está llegando a su fin. Este es el momento de bajar el tren de aterrizaje. Por favor recuerde tener puesto su cinturón de seguridad hasta que el piloto apague la señalización de “Abrochar los cinturones”. Chequee alrededor suyo sus cosas personales (preceptos), y gracias por elegir el Judaísmo (¿o el judaísmo lo eligió a usted?) para viajar ¡toda la vida