De los escritos de Rabi Iosef Itzjak de Lubavitch
En cierta Simjat Torá, Rabí Israel Baal Shem dijo a sus discípulos:
En Simjat Torá todos duermen poco debido a las hakafot y las celebraciones de la noche anterior. Sin embargo, los ángeles celestiales no dicen lejaim en Simjat Torá, y se levantaron para las plegarias matutinas a la misma hora de siempre. Pero los ángeles se encontraron sin nada para hacer: como nos dice el Talmud, los ángeles no pueden cantar alabanzas a D-os en los cielos hasta que Israel no cante alabanzas a D-os en la tierra. Así que mientras tanto decidieron hacer un poco de limpieza en el cielo.
Encontraron el cielo lleno de objetos extraños: zapatillas rotas y talones quebrados. Los ángeles están acostumbrados a encontrar tzitzit, tefilín y cosas similares allá arriba, pero nunca se habían encontrado con esa clase de cosas. Decidieron preguntarle al Ángel Mijael, el Ángel Guardián del pueblo judío, para ver si sabía de qué se trataba todo eso.
“Si”, admitió Mijael, “esta es mi mercadería. Estos son los restos de las hakafot de la noche pasada, en la que los judíos bailaron con la Torá”. Mijael procedió a ordenar los zapatos rotos por comunidad: estos son de Kaminkeh, estos de Mezritch, etc.
“El arcángel Metat,” se jactó Mijael, refiriéndose al ángel más prodigioso de la corte celestial, “ata coronas para D-os con las plegarias de Israel. Hoy, voy a hacer una corona incluso más gloriosa para el Todopoderoso con estos zapatos rotos.”
Únete a la charla