Tuve el gusto, hace poco, de escuchar una conferencia dictada por el Sr. Michel Cohen, CEO de Lolita, ante un grupo de jóvenes que lo vinieron a escuchar en el marco del Business Club de Hillel, en la cual compartió “entre familia” la fascinante historia del desarrollo de la empresa y su exitoso lanzamiento hacia el mercado internacional.
Uno de los puntos de inflexión en la empresa familiar fue en el año 2002 cuando la crisis económica por la que atravesaba el país amenazaba con fundir la empresa. “No pudimos permitir que el trabajo y esfuerzo de dos generaciones de la familia se destruya,” dijo. Buscaron soluciones y, por lo visto, las encontraron.
Hay mucho que se puede aprender de la familia Cohen y de su historia. Lo que quiero compartir aquí es cómo resonó en mí ese comentario específico.
Pensé: Cuánto dolor debe causar contemplar la posibilidad de que el trabajo y esfuerzo de dos generaciones de la familia está por perderse...
Y ¿qué pasa cuando se trata de la posibilidad de que el esfuerzo de casi 200 generaciones está por esfumarse?
Hace 3.824 años que el pueblo judío lucha para que su emprendimiento triunfe. Hemos pagado un alto precio por ello. Duele, y mucho, cuando veo que luego de tantas generaciones y de tanto esfuerzo, el “emprendimiento familiar” está peligrando.
Cada vez hay más asimilación, ignorancia e indiferencia con respecto a la identidad judía, su relevancia para uno y su aporte para la sociedad en general.
Analicemos a continuación los síntomas y causas de esta realidad y algunas de las posibles soluciones.
Síntomas
·¿Qué porcentaje de los judíos uruguayos comen sólo Kasher?
·¿Qué porcentaje de los hombres judíos uruguayos se colocan los Tefilin diariamente?
·¿Qué porcentaje de los judíos uruguayos respetan Shabat?
·¿Qué porcentaje de los judíos uruguayos asistieron a algún servicio de Rosh Hashaná, Iom Kipur o Simjat Torá este año?
·¿Qué porcentaje de los judíos uruguayos saben definir qué quiere decir ser judío y por qué importa seguir siéndolo? ¿Cuántos siquiera se plantean la pregunta?
·¿Qué porcentaje de los jóvenes judíos uruguayos sabe leer una página del Talmud en su original?
Las preguntas, son, en realidad, más profundas:
·¿Qué porcentaje de los judíos uruguayos saben si quiera por qué hay que comer Kasher?
·¿Qué porcentaje de los judíos uruguayos saben si quiera por qué hay que colocarse los Tefilín diariamente?
·¿Qué porcentaje de los judíos uruguayos saben siquiera qué es el Talmud y la Halajá? Me parece que en estas últimas tres preguntas está la llave para entender tanto la causa de la situación como la solución.
Causa
Hay tres responsables principales por el distanciamiento: 1) la ignorancia; 2) la indiferencia; 3) la presión social.
No se puede adquirir el gusto por algo espiritual sin una buena educación que lo cultive, especialmente dado que vivimos en una sociedad materialista, laica y egoísta como la que nos rodea que fomenta todo lo contrario.
Cuando le pregunto a alguien por qué no cumple Shabat, por ejemplo, por lo general me dice: “porque no soy religioso”.
Ya con esta respuesta demuestra una ignorancia de fondo sobre el tema. Imaginate si se le preguntara a alguien por qué fuma y respondiera: “porque soy fumador.”
Entiendo que hay dos respuestas lógicamente coherentes para no cumplir Shabat:
1) “no creo que sea importante hacerlo”;
2) “no tengo ganas de hacerlo, aunque creo que es importante hacerlo”. Responder “Porque no soy religioso,” demuestra una falta de comprensión del tema en su esencia, ya que Shabat no es patrimonio de los “religiosos”; es parte de la esencia de lo que constituye vida judía.
Posibles soluciones
Para que a uno le importe y reaccione frente al peligro de extinción de un “emprendimiento familiar” deben reunirse varias condiciones: 1) Debe sentirse “parte de la familia”; 2) debe compartir el objetivo de la familia y valorar su esfuerzo; 3) debe confiar en que puede hacer algo al respecto.
A gran parte de la comunidad judía uruguaya le faltan estos tres elementos, gracias a la redefinición del emprendimiento judío como “religioso”.
La mejor manera de restaurar el sentimiento de pertenencia y responsabilidad para con el pueblo judío, su historia y futuro es por medio de exponer las nuevas generaciones a vivencias judías concretas. He aquí unas sugerencias concretas:
·Compartir una mesa de Shabat con una familia que respeta Shabat.
·Colocarse los Tefilín.
·Colocar Mezuzot Kasher en casa.
·Respetar las normas de Kasher.
·Asistir a clases de Torá regularmente.
·Respetar las leyes de Mikve.
·Dar algo para Tzedaká diariamente.
·Asistir a los servicios de Kabalat Shabat.
Con esto uno va fomentando una mayor conexión con la empresa familiar milenaria, llega a importarle su estado y reacciona buscando soluciones cuando ve que hacen falta.
Las vacaciones son una buena oportunidad para reencontrarse con la sabiduría milenaria de nuestro pueblo.
¡Aprovéchala!
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