Cuerpo
Esta semana fue una locura. El mundo, con todas sus preocupaciones y sus problemas, sigue reclamando toda tu atención. El primer paso es olvidarte de todo eso. Deja todo atrás. Entra en un espacio intemporal, en el que coinciden tú, tus bisabuelos y Moisés.
Comienza con una copa llena de vino dulce. Una copa llena de cientos de generaciones de regocijo y lágrimas y celebración y sabiduría y… de hacer precisamente lo que vas a hacer esta noche.
Llena la copa de vino. Esa es la copa #1.
Encárgate de que otro te sirva el vino. Devuélvele el favor. De esa manera, todos somos como nobles, a los que los demás les llenan la copa. Asegúrate de que la copa contenga por lo menos 86 mililitros.
Todos se ponen de pie y dicen juntos el kidush.
El resto del año, cuando se pronuncia la santidad del Shabat o de la fiesta sobre una copa de vino, una persona dice kidush para todos los presentes. Esta noche, los hombres, las mujeres y los niños recitan juntos cada palabra.
Bebe. Y prepárate para una seria relajación: reclínate hacia la izquierda sobre un almohadón.
¿Te acuerdas de los días de antaño, cuando solíamos reclinarnos en el sofá mientras nos deleitábamos con racimos de uvas? Eso es lo que estamos actuando al reclinarnos ahora. No es que solamente seamos libres. Ahora somos los amos.
ALMA
El comienzo de todos los viajes es la separación. Para ir a otro lugar, primero tienes que irte de un lugar. También es el primer paso rumbo a la libertad: ignoras la voz del Faraón dentro de ti, que se burla de ti, diciendo: “¿Quién eres para emprender un viaje semejante?”. Entonces te levantas y te vas.
Este es el primer significado de la palabra “kadesh” – trascender lo mundano. Luego viene el segundo significado: Una vez que te liberaste de todas las preocupaciones materiales, puedes volver y santificarlas. Ahí es cuando empieza la verdadera libertad espiritual, cuando introduces un propósito más elevado en todo lo que haces.
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