Mis años de adolescencia los pase anhelando una gran idea. Estaba buscando algo que capturara mi imaginación. A pesar de que fui a una escuela ortodoxa judía, no había nada de lo que me enseñaban que encendiera mi pasión. De hecho, a los dieciséis años estaba bastante apático con respecto al Judaísmo. Entonces empecé a estudiar filosofía jasídica. De pronto encontré la gran idea que había estado buscando. Aquí había una ideología que era global y de largo alcance. Para mi era revolucionario; hablaba sobre la conexión con lo Divino; hablaba sobre intelectualismo y exigía cambio. De repente mi Judaísmo tenía significado, era algo de lo que podía estar apasionado. Hasta el día de hoy la filosofía jasídica basada en la Kabalá ha tenido una influencia trascendental en todo lo que hago.
La vida es árida y sin sentido sin una ideología global. Desafortunadamente, demasiados en el Occidente parecen carecer de dicha ideología. Esto no es porque las ideas no existan, sí existen. De hecho, en la era de la Internet las ideas están más al alcance de la mano que nunca antes. El problema es que las ideologías no nos entusiasman más.
Gran Bretaña está actualmente en el medio de una campaña de elecciones generales. Sin embargo, las encuestas muestran que la gente joven está apática con respecto a la política. Esto no debería sorprender, ninguno de los principales partidos políticos ha estado difundiendo ideas nuevas. Todos tienen grandes ideas, como la democracia y el estado del bienestar, algunas de las ideas más poderosas conocidas por el hombre, La respuesta a la apatía política es un problema serio porque la apatía es la mayor amenaza para cualquier idea, pero esas ideas no son nuevas; se han vuelto lugar común y por lo tanto ya no entusiasman. Como notó un comentarista: “hoy vivimos en un mundo donde hemos tenido todos los debates y la democracia ha ganado. Hoy en día prevalece el sentido común y las discusiones son sobre detalles en vez de sobre las grandes ideas mismas.” Este es un problema serio porque la apatía es la mayor amenaza para cualquier idea, deja lugar para que otras ideologías se infiltren y ocupen su lugar. Así que, ¿cómo se pueden mantener vivas las grandes ideas aun cuando ya no sean nuevas y generen entusiasmo?
Interesantemente, uno de los revolucionarios más famosos de la historia enfrentó el mismo dilema. Cuando Moshé condujo a los Israelitas a la libertad de la casa de esclavitud egipcia, transformó una nación. Moshé no solo sacó a los israelitas de la esclavitud, sacó la esclavitud de los Israelitas. Cambio su filosofía de una basada en la ideología de la subyugación en una predicada en la filosofía de la libertad.
Es por lo tanto fascinante que, en su primer discurso importante después de la liberación, Moshé no presentó una retórica apasionada sobre las virtudes de la libertad; sino que dio un discurso ordenando a la incipiente nación recordar el día de la emancipación cada año. En Éxodo, les ordenó que cuando eventualmente entren a la Tierra Santa deberían celebrar una festividad de siete días conmemorando este evento trascendental. Incorporado en esta festividad está el mandamiento de educar a los hijos sobre lo que pasó en Egipto y como D-os los emancipó de la casa de esclavitud: “y le contarás a tu hijo en ese día...”
Moshé sabía que tan pronto como el pueblo judío entrara a la Tierra Santa se volverían confortables y complacientes; tomarían su libertad como garantizada. Dado que la emancipación de Egipto es central para la filosofía del Judaísmo, esa posibilidad era una amenaza existencial. Para evitar esta eventualidad, Moshé se aseguró que los judíos estuvieran para siempre conscientes de las dos formas alternativas de vivir, la libertad y la subyugación.
La festividad anual de Pésaj nos recuerda el intenso sufrimiento que la esclavitud trajo y nos impulsa a darnos cuenta del valor de la libertad de forma que no la demos por descontada. La verdadera belleza de un objeto o idea puede ser apreciada solo cuando se compara a un objeto o idea inferior. Comparando la libertad y la esclavitud en la noche del Séder cada Pésaj, el pueblo judío se revitaliza sobre el concepto de la libertad.
Para combatir la apatía, para que la pasión y el entusiasmo se inyecten en ideologías viejas pero poderosas, la gente debe recordar continuamente como se contrasta con ideologías alternativas inferiores. En el Judaísmo esto forma parte de la religión. Desafortunadamente, en otras sociedades se necesitan guerras y ataques terroristas terribles para tener un efecto similar. Hay mucho que los líderes políticos de hoy en día pueden aprender del líder político y visionario más grande de todos los tiempos.
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