Se dice que desde que Di-s creó el mundo, Él se mantiene ocupado haciendo shidujim, formando parejas; y que formar una buena pareja es igual de difícil que dividir el Mar Rojo. Cuarenta días antes de que nazca un bebé, se oye una voz que dice: “Esta persona está destinada para aquella”. La persona que nos está destinada, nuestro o nuestra bashert, de alguna forma nos está esperando. Pero eso, no quiere decir que sea fácil encontrarlo…

Guila y Ben se encontraron el uno al otro. Y el día de su boda, cada uno fue a visitar la tumba de Iosef Goodman para darle las gracias. Ben dejó en la tumba la invitación al casamiento.

Iosef fue el que los había presentado.

Iosef había estado en Maglán, una unidad élite de combate de los paracaidistas del Ejército israelí hasta que tuvo un accidente. Le encantaba la libertad y la emoción de lanzarse en paracaídas. El día del accidente, sus amigos le dijeron a su madre que al dar el salto, estaba feliz y gritaba. Él, junto con otros cuatro paracaidistas que eran los mejores de su unidad, estaba entrenándose haciendo saltos especiales. Pero en el salto número treinta y seis, algo salió terriblemente mal. La pierna del comandante se enredó en la soga del paracaídas de Iosef. Entonces, empezaron a dar vueltas rápidamente en círculos. Iosef trató de salvar al comandante y de salvarse a sí mismo librándose del paracaídas mientras abría su paracaídas de emergencia. El comandante aterrizó sano y salvo. El paracaídas de emergencia de Iosef se abrió, pero él estaba demasiado cerca del suelo como para que se abriera del todo.

Iosef Goodman falleció el 2 de febrero de 2006. Tenía 20 años.

Iosef, el segundo de nueve hijos, era querido por todos; era una persona llena de vida que amaba la diversión, que no le tenía miedo a nada. Además, era un hermano muy afectuoso. Cuando el hermano mayor decidió que quería estudiar en la ieshivá, los padres les preguntaron a todos los hermanos si iban a estar dispuestos en el futuro a ayudar a mantener a su hermano si ellos trabajaban, para que él siguiera estudiando. Iosef fue el primero en decir que sí, que iba a ayudar a mantener a su hermano si él necesitaba ayuda. De hecho, cambió su póliza de seguro en el ejército un mes antes de morir, y puso a ese hermano como su beneficiario en lugar de a sus padres. Ahora, su hermano mayor, que está casado y estudia en la ieshivá, usa el regalo de Iosef para mantener a su familia.

Los padres de Iosef, Ann y Mordejai Goodman, son inmigrantes de los EE. UU.; Mordejai creció en Texas; Ann, en Nueva York. Ann estudió abogacía y Mordejai es el dueño de la pizzería Efrat, famosa por su excelente pizza y por el helado Ben & Jerry. Si alguna vez vas a su pizzería, vas a ver a los hijos trabajando allí. Iosef pasó muchas horas allí preparando pasteles y haciendo envíos. Era un joven alto y delgado y buen mozo, y todo el tiempo se reía.

Guila Wolbromsky vive a unas cuantas casas de distancia de la familia de Iosef. El hermano menor de Guila era uno de los mejores amigos de Iosef, y los dos se criaron juntos. Y juntos compartieron todas las historias de su infancia.

Un viernes a la tarde, cuando Iosef llegó a la casa del ejército para Shabat, fue a la casa de Guila y le dijo que quería presentarle a su ex comandante, Ben Berdichev. Si bien Ben ya había completado su servicio militar, él y Iosef seguían hablando a menudo y mantenían una relación muy cercana.

Cuando Iosef le dijo a Guila que quería presentarle al comandante, ella no pensó que hablaba en serio. Estaba saliendo con alguien y no tomó en serio la proposición.

Dos semanas y media más tarde, Iosef murió en el accidente de paracaidismo. La última conversación que habían tenido con Guila había estado relacionada con Ben.

El día en que falleció, Iosef llamó a Ben y le preguntó: “¿Ya la llamaste?”. Ben le respondió: “Después hablamos de eso, ¿está bien?”. No tenía intenciones de llamarla. Estaba a punto de viajar a Australia para trabajar en un colegio judío y pensaba que no tenía sentido empezar una nueva relación cuando estaba con un pie en el avión. Pero Iosef insistió, y Ben le prometió que la llamaría. Pero Ben no la llamó.

Después de la muerte de Iosef, durante la semana de shivá, Ben pasó un montón de tiempo en la casa de la familia Goodman. Quería estar allí, llorar y hablar de Iosef. Guila lo vio, pero no tenía idea de que él era el comandante del que Iosef le había hablado. Pero mientras estaba allá, él sí oyó el nombre de ella y sabía de quién se trataba.

“El último día de la shivá, Ben se me acercó y me pidió disculpas. Yo no entendí por qué. Pero entonces me di cuenta de que él era Ben. Iosef había hablado muy en serio y le había dado a Ben mi número de teléfono y le había hecho prometer que me llamaría”, dijo Guila.

“No tienes por qué pedirme disculpas”, contestó Guila.

Ese fue el comienzo de la relación. Siguieron encontrándose, a pesar de ser dos personas muy diferentes y de que Ben estaba por viajar a Australia. Guila fue criada en un hogar observante, mientras que la familia de Ben no era para nada religiosa. Guila no entendía por qué Iosef los había puesto juntos.

Así fue como empezaron a verse. Ben viajó a Australia y, seis meses después, Guila fue a visitarlo. Ben regresó de Australia a los diez meses, antes de lo previsto, porque quería estar con Guila.

Una vez que empezaron a salir, le contaron a la familia Goodman de su relación. Ben y Guila estaban preocupados porque sentían que en cierta forma ellos eran una extensión de Iosef. Si se separaban, ¿eso no sería un golpe para la familia Goodman? Ann y Mordejai los tranquilizaron y les dijeron que eran libres de hacer lo que quisieran. No tenían que sentirse presionados.

Y así muy pronto empezaron a hacer planes para casarse. “La boda fue en octubre. La fiesta sería al aire libre, pero durante la recepción se desató una tormenta tremenda con truenos y relámpagos, y toda la ceremonia tuvo que trasladarse a último minuto bajo techo con la ayuda de todos los invitados. La noche que murió Iosef también había sido una noche tormentosa con truenos y relámpagos. Nosotros sentimos como si Iosef estuviera bailando con nosotros”, relata Guila.

Mordejai, el padre de Iosef, fue honrado con la bendición que se dice debajo de la jupá. Allí dijo: “Estoy diciendo esta bendición en lugar de su casamentero, Iosef”.

Ann Goodman agrega: “Cuando ellos se casaron, ya habían pasado casi dos años desde la muerte de Iosef y para mí fue una sensación maravillosa, sentí como si todavía estuviera obteniendo najat, felicidad, de Iosef”.

Tanto Ben como Guila se sienten muy privilegiados de que Iosef haya jugado un papel tan importante en sus vidas. Ellos saben que su matrimonio es verdaderamente un matrimonio “bendecido en el cielo”.