Buenas resoluciones de año nuevo son un concepto aceptado por la sociedad. Estas son tomadas por todo tipo de personas sin que importen sus valores o religión. El año nuevo judío, Rosh Hashana, no es una excepción. Tradicionalmente, es un momento para pensar en resoluciones positivas en el ámbito de la Torá y las Mitzvot (preceptos).

Como bien sabemos, muchas de ellas no duran mucho. Un estudio que encontrado en Internet sugiere que para cuando llega el verano, más de la mitad de las resoluciones de año nuevo han sido completamente olvidadas.

¿Cuál es el secreto para mantener nuestra resolución a largo plazo?
El deseo de que el año entrante sea más satisfactorio que el pasado es una característica humana básica. Mientras que el ser humano tiene muchas necesidades y deseos naturales, físicos y emocionales, un propósito de misión y realización es tal vez la necesidad humana más esencial.
Independientemente de su condición social, una persona que se siente realizada es una persona feliz y exitosa, y viceversa. Esto es lo que distingue a los seres humanos de los animales, como escribe Salomón: “El espíritu del hombre es aquello que asciende a lo superior, y el espíritu del animal es aquello que desciende a lo inferior en la tierra”.1 Mientras que el animal se ocupa principalmente de sus necesidades y deseos “mundanos” ordinarios y básicos, el refinado ser humano está constantemente buscando ascender más, porque comprende que, aún cuando uno haya logrado las metas que se propuso, siempre hay lugar para una mejoría.
Pero aquí yace el problema. Una resolución que fue tomada para satisfacer nuestras necesidades o deseos será rápidamente sustituida por otra más importante en cuanto cambiemos de parecer. Ayer, decidí que lo más importante para mí es levantarme temprano todos los días para hacer ejercicio, pero esta mañana acostado en la cama y después de haberme ido a dormir muy tarde, ¡de repente!, siento que mi sueño es infinitamente más importante que el ejercicio. Una necesidad humana siempre puede cancelar otra necesidad humana.
El enfoque de la Torá hacía las resoluciones positivas, sin embargo, es un poco diferente. La decisión de cambiar y mejorar es una parte integral de la mitzvá de la teshuvá (arrepentimiento), y la teshuvá no está basada en necesidades humanas de superación. La teshuvá no significa “Oh Di-s, he tenido un año pésimo, me siento terrible, debo mejorar”. La teshuvá es la decisión de que nuestro propósito en este mundo sea servir a nuestro creador, ya que, desafortunadamente, no lo estamos sirviendo con lo mejor de nuestras capacidades. Teshuvá significa arrepentirnos de nuestras indiscreciones pasadas, porque ellas violaron el deseo de Di-s, y tomar la determinación de ser un verdadero sirviente de Di-s el año entrante.
Un compromiso que resulta de una teshuvá genuina será duradero, porque después de aceptar sobre nosotros el yugo de los cielos, no existe otro deseo que pueda interferir con la firme potencia de servir a Di-s.
“Israel será redimido únicamente a través de la teshuvá”. Sin embargo, la Torá nos garantiza que al final del exilio los judíos harán teshuvá y serán inmediatamente redimidos.2 Arrepintámonos apropiadamente y así podremos recibir un dulce año nuevo, el año de nuestra tan esperada Redención.

1 Eclesiastes 3: 21.
2 Maimónides, Leyes de Teshuvá 7: 5.