Pregunta:

Estoy experimentando un período de descenso en mi motivación espiritual. Empecé a interesarme en el judaísmo el año pasado, pero ahora no tengo la misma pasión conque comencé.

Se aproxima Rosh Hashaná, el año pasado estuve muy inspirado, pero este año no siento en absoluto ningún interés por asistir a los servicios. ¿Hay algo que pueda hacer para revivir mi entusiasmo?

Respuesta:

¿Recuerdas cuando aprendiste a montar bicicleta? Tu primera bicicleta tenía rueditas de apoyo a los costados para evitar que te caigas. Las rueditas te permitían sentirte seguro hasta que juntaras confianza. Te gustaba acelerar y no caerte.

Pero en ese preciso momento, cuando ya te estabas acostumbrando, tus padres removieron las rueditas y te dijeron que subieras a la bicicleta y la montes. Así que te subiste, montaste por medio segundo y luego perdiste el equilibrio y te caíste. “¿Cómo voy a poder montar sin las rueditas de apoyo?”, pensaste. Pero tus padres insistieron en que lo vuelvas a intentar. Lo hiciste y nuevamente te caíste.

La frustración se iba acumulando, a tal punto que pensaste en desistir. Te habrás preguntado por qué tus padres quitaron las rueditas. Pero si no lo hubieran hecho, nunca hubieras aprendido a montar la bicicleta sin ayuda. Es más difícil montar sin rueditas de apoyo, pero sólo así eres tú realmente quien monta la bicicleta, utilizando tu propia habilidad en vez de depender de una ayuda de afuera. Te caerás algunas veces, pero siempre que vuelvas a levantarte y continúes pedaleando, con seguridad encontrarás el equilibrio y montarás suavemente por el camino.

Cuando una persona se pone en contacto con su judaísmo por primera vez, hay una emoción y un entusiasmo diferente que ante cualquier otra cosa en el mundo. La inspiración inicial es una pequeña mano de la ayuda de Di-s, rueditas de apoyo que nos ayudan a comenzar el recorrido.

Pero una vez que le tomamos la mano, una vez que avanzamos en el camino espiritual y estamos listos para ir hacia lo más profundo, las rueditas de apoyo se remueven y debemos montar solos.La inspiración desaparece, la motivación se esfuma y nos quedamos colgando.

Aquí esta la prueba real. Cuando el entusiasmo se acaba, están aquellos que abandonan la vida espiritual. Aquellos que piensan que la diversión se acabó, que este asunto espiritual no es para ellos y se alejan.

Si hacemos eso, perdemos la oportunidad de pasar al próximo nivel: el de conectarse con nuestras almas a través de nuestro propio esfuerzo. Precisamente el momento en que la inspiración se esfuma es cuando el verdadero trabajo del alma comienza.

En lugar de ser motivados por la inspiración divina, debemos mirar hacia adentro y empezar a montar bajo la inspiración que nosotros mismos creamos. Debemos apropiarnos del camino espiritual, como algo que trabajamos para conseguir.

Caeremos nuevamente, pero cada caída nos darña la oportunidad de llevar las cosas a un nuevo nivel. Continúa pedaleando, inspirado o no, y avanzarás más y más en el recorrido de tu alma.

¿No estás inspirado? Debe ser porque ya no tienes las rueditas de apoyo puestas. Ya no las necesitas. Levántate y monta.