Pregunta:

Mi nieta está por festejar su bat mitzvá y mi mamá, que tiene 92 años, dice que no va a poder asistir porque en Shabat no se puede manejar. Yo pregunto si está permitido -para esta ocasión tan especial- que ella profane el Shabat por esta sola vez. A mi modo de ver, esta es una situación que ocurre una vez en la vida, por lo que me parece que no sería tan problemático que viajara en auto. Esta es su primera bisnieta en alcanzar la edad de bat mizvá y lo más probable es que desgraciadamente ya no esté junto a nosotros para celebrar este hito con ninguno de sus otros bisnietos.

Respuesta:

Esta es una pregunta muy importante, porque nos conduce a un tema de fundamental importancia en el judaísmo.

Es muy fácil encarar la mizvá como una tradición o un simbolismo. Tal vez, si fuésemos un paso más allá, podríamos decir que la mitzvá es un consejo divino sobre la mejor forma posible –la más significativa y la más bendita- de vivir la vida.

Si aceptáramos cualquiera de esas definiciones, tendríamos que estar de acuerdo en que el cumplimiento de las mitzvot depende de la situación. Diríamos que sí, la tradición es importante; vivir una vida con sentido es importante, pero que en esta situación, hay otra cosa mucho más tradicional y más significativa, y entonces usaríamos nuestro juicio para decidir qué es lo que tiene precedencia.

Pero no es así. La mitzvá es algo invaluable no solamente porque es una tradición y posee significado para nosotros, sino porque la mitzvá es la voluntad y la infinita sabiduría del propio Di-s. Y por lo tanto, el increíble poder de la mitzvá y la bendición que esta acarrea son algo infinito. Son una conexión con el Di-s infinito que va muchísimo más allá de nuestra capacidad de entendimiento, que va más allá de los beneficios y el sentido que percibimos –si bien eso también es muy importante-, porque es parte de la divinidad. Y la fórmula divina de cómo debemos vivir no está sujeta a la decisión del hombre respecto a si es relevante o no es relevante a una situación en particular. (Recién cuando la Torá misma nos manda dejar a un lado las leyes del Shabat, como por ejemplo en el caso de salvar una vida, uno puede hacerlo).

Tal vez podríamos pensar que una excursión a la cima de la montaña es una experiencia más espiritual que un viaje a la sinagoga. O que el pastrón de la nueva rotisería “estilo kasher” va a hacer que el bar mitzvá sea una experiencia más alegre. O, de una manera mucho más sutil, la situación a que nos enfrentamos aquí: que el hecho de que la bisabuela esté presente en la celebración familiar tiene más peso que la prohibición de conducir en Shabat. Y ahí es cuando nos acordamos de que la mitzvá de Di-s es algo eterno y se extiende muchísimo más allá de los beneficios que logramos percibir.

No hay duda de que tu anciana mamá sí tiene que asistir a este bat mitzvá. De lo único que tienes que encargarte es de que se encuentre alguna forma de que esto se haga posible de una manera permitida. ¿Acaso te fijaste si existe la posibilidad de que se hospede cerca de la sinagoga para que pueda ir a pie? Si esto no es posible, entonces pueden consultar con el rabino acerca de la posibilidad de que una persona no judía la lleve en silla de ruedas a la sinagoga (lo cual es un tema que va más allá del alcance de este e-mail).

¡Mazal tov y que tengas mucha najat de toda tu familia!