Y he aquí que del río emergieron siete vacas de hermosa apariencia y robustas; y pacían en los pantanos (Génesis 41:2).
Vaca Gorda #1: la economía.
Vaca Gorda #2: la libertad y la democracia.
Vaca Gorda #3: la tecnología moderna (el automóvil, los abrelatas eléctricos, el Internet).
Vaca Gorda #4: la medicina moderna (la neurocirugía, el Prozac, las lentes de contacto de color).
Vaca Gorda #5: los judíos estadounidenses (Albert Einstein, Steven Spielberg, Joe Lieberman).
Vaca Gorda #6: el estado político de la nación (judíos viviendo en la Patria Judía bajo un gobierno judío).
Vaca Gorda #7: el estado espiritual de la nación (una abundancia de Yeshivás, sinagogas, centros comunitarios, clases de la Parashá, clases de Talmud, clases de Kabalá, rabinos, rebes y gurús como nunca antes ha habido).
He aquí que emergieron otras siete vacas del río, de mala apariencia y carne magra, y se pararon junto a las vacas en la orilla del Río (Génesis 41:3).
Vaca Magra #1: la economía.
Vaca Magra #2: la libertad y la democracia.
Vaca Magra #3: la tecnología moderna.
Vaca Magra #4: la asistencia sanitaria en este siglo 21.
Vaca Magra #5: los judíos estadounidenses.
Vaca Magra #6: el estado político de la nación.
Vaca Magra #7: el estado espiritual de la nación.
Uno de los detalles más importantes pero que muchas veces se pasan por alto en el famoso sueño del Faraón es el hecho de que las siete vacas magras se pararon junto a las siete vacas gordas a la orilla del río. En otras palabras: las catorce vacas existieron en forma simultánea en el sueño del Faraón, a diferencia de lo que ocurrió en la realidad, en que los siete años de hambre vinieron una vez que terminaron los siete años de abundancia.
Es por eso que los sabios del Faraón, que conjuraron toda clase de exóticas interpretaciones al sueño que había tenido él (como por ejemplo, “te nacerán siete hijas y morirán siete hijas”), no aceptaron la solución que era tan obvia. ¿Cuándo son las vacas gordas? ¡Cuando la cosecha es abundante! ¿Cuándo son magras? Cuando hay hambre. Lo mismo con las mazorcas de maíz gordas y magras. ¿Acaso hay algo más obvio?
Pero el Faraón vio las vacas gordas y las magras paciendo juntas. “No es posible que los años de abundancia y los años de hambre ocurran al mismo tiempo”, dijeron los sabios. “Es obvio que los sueños quieren decir algo diferente; algo menos obvio, más metafórico”.
La genialidad de José fue que él comprendió que los sueños del Faraón no solamente predecían acontecimientos que iban a suceder en un futuro sino que ellos mismos también servían para explicar de qué forma enfrentarlos: los sueños le estaban diciendo al Faraón que tenía que hacer que los siete años de abundancia coexistieran con los siete años de hambre. Al indicarle al Faraón de qué manera debía prepararse para la inminente hambruna, José no le estaba ofreciendo un consejo que no se le había pedido, sino que ese consejo formaba parte de la interpretación de los sueños. Si el Faraón almacenaba el grano excedente durante los años de abundancia, entonces las siete vacas gordas seguirían estando presentes cuando las siete vacas magras emergieran del río, y entonces las vacas magras tendrían qué comer.
Los maestros jasídicos señalan que el primer galut (“exilio”) del pueblo judío surgió en una nube de sueños. Los sueños de José, los sueños del panadero y del copero y los sueños del Faraón fueron los que condujeron a José, y luego a toda su familia, a Egipto, donde habrían de sufrir el exilio, la esclavitud y la persecución, hasta que por fin Moisés los liberara más de dos siglos más tarde. El exilio anterior de Jacob a Jarán también comenzó y culminó con sueños.
Porque el galut es un sueño: un estado de existencia plagado de confusas metáforas, horrendas exageraciones y lógicas imposibilidades. Un estado en el cual las vacas gordas y las vacas magras coexisten en forma simultánea, y en el cual una misma vaca puede ser a la vez gorda y magra.
El galut es un lugar en el que la economía próspera es tanto una bendición como una maldición, en el que la creciente ola de libertad da rienda suelta a lo mejor y lo peor del ser humano, en el que la misma Web que circunda todo el planeta transmite tanto sabiduría como suciedad, en el que estamos saturados de espiritualidad y al mismo tiempo, somos espiritualmente pobres.
Sin embargo, hay una forma de encarar este embrollo cósmico. Escuchemos hablar a José (hasta el Faraón sabe lo que es un buen consejo…). No te escapes del sueño, dice José; no le busques otro significado. Úsalo. Si el galut te muestra la paradoja de la vaca gorda y la vaca magra paciendo juntas a la orilla del río, usa la vaca gorda para nutrir a la vaca magra. Haz que el sueño sea la solución.
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