Entre los 613 preceptos bíblicos los más populares deben ser, sin duda, los 10 Mandamientos. Cuántas veces he escuchado a la gente disculparse por no cumplir con los 613, pero sí manifestar su adhesión a los 10 Mandamientos.

Antes de seguir, me gustaría hacerle una prueba. ¿Puede nombrar los 10 Mandamientos?

Bien. Por las dudas, aquí están:

1. Yo soy el eterno, tu D-os, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos.

2. No tendrás dioses ajenos en mi presencia. No harás para ti efigies talladas ni cualquier imagen de lo que exista arriba en los cielos, abajo en la tierra o en las aguas debajo de la tierra. No te prosternarás ante ellos ni les servirás, pues Yo soy el eterno, tu D-os, [un] D-os celoso, que toma en cuenta la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen. Pero hago bondad por millares [de generaciones] a los que me aman y a los que guardan mis mandamientos.

3. No tomarás el nombre del Eterno, tu D-os, en vano; pues el Eterno no absolverá al que jure en su nombre en vano.

4. Recuerda el día de Shabat para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu labor. Pero el séptimo día es Shabat para el Eterno, tu D-os; no harás ninguna labor: ni tú, ni tu hijo o tu hija, ni tu siervo o tu sierva, ni tu ganado o el extranjero que esté en tus portales. Porque [en] seis días el Eterno hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó en el séptimo día. Por eso el Eterno bendijo al día de Shabat y lo consagró.

5. Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el eterno, tu D-os, te concede.

6. No asesines.

7. No cometas adulterio.

8. No secuestres.

9. No expreses falso testimonio contra tu compañero.

10. No codicies la casa de tu prójimo; no codicies la mujer de tu prójimo, ni su siervo ni su criada, ni su toro ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.

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Su particularidad

¿Qué es lo especial de los 10 Mandamientos? ¿Qué es lo que los distingue de los demás 603 preceptos?

La respuesta es que los 10 Mandamientos vienen a ser una especie de resumen de todos los 613 preceptos. De hecho, el texto bíblico de los 10 Mandamientos está compuesto de 620 letras o sea 613 + 7. 613 son los preceptos bíblicos y siete representa los preceptos rabínicos. 620 es el valor numérico de la palabra Keter o corona. En terminología kabalística, la “corona”, puesta arriba de la cabeza, representa la voluntad de D-os, que trasciende la sabiduría. Es con la voluntad de D-os con la que nos conectamos al cumplir con los 620 preceptos.

En realidad, los primeros dos mandamientos incluyen a todos los preceptos. El primero, “Yo soy el Eterno…” es el fundamento de todas las 248 obligaciones y el segundo, “No tengas otros dioses…”, es el fundamento de todas las 365 prohibiciones.

Veamos algunos detalles interesantes con respecto a los Grandes Diez.

Tallados en piedra

Los Diez Mandamientos fueron tallados en dos tablas de piedra. En la primera tabla aparecen los primeros cinco Mandamientos y en la segunda tabla aparecen los cinco restantes.

¿Por qué fueron tallados?

La diferencia entre una letra escrita y una letra tallada es que una letra escrita se puede borrar mientras que una letra tallada no se puede borrar. Pero ¿a qué se debe esa diferencia? La respuesta es que una letra escrita se forma por medio de unir dos cosas separadas, tinta y papel. Así como se unieron se pueden volver a desunir. Una letra tallada, en cambio, proviene de la propia piedra. O sea, una letra escrita es algo impuesta por afuera mientras que una letra tallada es algo expuesto desde adentro.

La relación entre los Diez Mandamientos (y los demás preceptos que representan) y nosotros es como una letra tallada en nuestra alma; no es algo foráneo impuesto, sino algo autóctono expuesto. Si bien, con el tiempo, una letra tallada se puede tapar hasta no verse, hace falta simplemente destaparla para descubrir la realidad que siempre estuvo ahí intacta. Del mismo modo, puede ser que nos olvidemos de las letras talladas en nuestra alma; hace falta nada más que “desempolvarnos” para que nuestra verdadera naturaleza y sensibilidad se manifiesten. La manera de “desempolvarnos” es por medio del estudio de la Torá y cumplimiento de las Mitzvot.

Quizás podríamos decir que la diferencia entre una letra tallada y una escrita representa la diferencia entre el sistema de leyes humano que define nada más que “crímenes” y el sistema de leyes Divino que define también “pecados”. El sistema humano es un sistema que apunta a proteger el bienestar social, mientras que el sistema Divino apunta a definir el bien y el mal también a nivel de conciencia personal.

Dos tablas

Si bien la primera tabla contiene los mandamientos que apuntan a nuestra conducta para con D-os y la segunda tabla contiene los mandamientos que apuntan a nuestra relación para con el prójimo, hay quienes señalan que fueron puestos en dos tablas porque también se puede leer poniendo las dos tablas una al lado de la otra. O sea, la manera natural de leerlos es en orden, del primero al décimo. Pero si ponemos una tabla al lado de la otra, podemos leerlos horizontalmente, o sea el primero seguido por el sexto, el segundo seguido por el séptimo hasta llegar al quinto seguido por el décimo.

Esto implica que hay una conexión orgánica entre los mandamientos para con D-os y los que apuntan a nuestro comportamiento para con el prójimo.

Veamos cómo funciona.

1. Yo soy el eterno; 6. No asesines.

2. No tengas otros dioses; 7. No cometas adulterio.

3. No pronuncies el nombre de D-os en Vano; 8. No Robes.

4. Recuerda el día de Shabat; 9. No expreses falso testimonio.

5. Honra a tu padre y a tu madre; 10. No codicies.

Al creer en D-os, no llegarás a asesinar al prójimo que fue creado a Su imagen y semejanza. Conversamente, el que asesina a otro ser humano no puede profesar haberlo hecho en nombre de D-os.

El vínculo entre D-os y el pueblo judío es como un matrimonio. Creer en otros dioses es una especie de traición, como el adulterio.

Al robar, uno desacredita a D-os quien le haya dado esa propiedad al prójimo.

Shabat es el testimonio que damos que D-os creó al mundo. Violar el Shabat es como prestar testimonio falso, que el mundo no tiene Creador.

Al codiciar, uno puede llegar a engendrar un hijo con la esposa de otro, provocando así que no honre a su verdadero padre.