Ki Tisá es el nombre de la parashá de esta semana. Ki Tisá se traduce, simplemente, “cuando hagas un censo”. También, puede traducirse “cuando levantes…”.
¿De qué trata la lectura de Ki Tisá?
Cuarenta días después de haber oído a Di-s anunciando en el Sinaí: “Yo soy tu Di-s… No tendrás otros dioses además de mí”, los judíos pecaron. Y pecaron a lo grande. La prueba del Becerro de Oro fue un carnaval que incluyó idolatría, adulterio y hasta un asesinato1.
¿“Cuando levantes”? ¿Qué es esto? ¿Un sarcasmo?
¡Di-s no lo permita! La Torá es verdad y pura verdad. Si la Torá dice que el episodio del Becerro de Oro es un relato “que levanta el ánimo”, entonces, así es.
Tenemos que entender cuál es el significado más profundo que subyace a este título aparentemente engañoso.
Muchas veces, las más grandes tragedias dan surgimiento al más grande crecimiento. En la vida, si miramos hacia atrás con la lente objetiva de quien mira en retrospectiva, es muy probable que identifiquemos muchas instancias en las que aquello que en ese momento pensábamos que era la calamidad más grande resultó ser lo que sacó a flote lo mejor de nosotros mismos.
El Becerro de Oro fue un pecado, un pecado terrible. Pero gracias a ese pecado, ahora, tenemos Iom Kipur, el día en que Di-s perdonó al pueblo judío, un día que desde entonces se ha transformado en el día por excelencia en que Di-s limpia el alma de la persona de toda suciedad que pudiera haberse acumulado allí durante el pasado año. En segundo lugar, no olvidemos que gracias al fiasco del Becerro de Oro, obtuvimos las segundas Tablas, que reemplazaron al primer par, que se había roto. Este segundo par de tablas vino con una bonificación extra, toda la Torá oral, que es básicamente todo un cuerpo de sabiduría de Torá que no estaba incluido en el primer par de Tablas.
El título Ki Tisá nos enseña, entonces, que hay una sola palabra que no existe en el diccionario de Di-s: “fracaso”.
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