Pregunta:
Shalom rabino:
Gracias por escucharnos siempre. En esta oportunidad, le escribo para solicitar su ayuda.
Mi vida está un poco alterada ya que me sucedieron una serie de acontecimientos graves: falleció mi socio en mi despacho de abogado, se descompuso mi automóvil, se enfermó mi padre y estuvo hospitalizado, y mis hijas tuvieron ciertas dificultades. Además, el trabajo como abogado independiente se puso difícil. Y para culminar, ayer me abrieron el auto y me robaron. Una desgracia tras otra.
En otro orden de cosas, como soy el hijo mayor me corresponde ayudar a mis padres y a mis hermanas y me resulta algo difícil de sostener en estos tiempos. En fin, me he sentido muy agobiado en todo momento, noto como me voy derrumbando.
Rabino, ayúdeme, ¿qué debo hacer?, ¿qué cosas debo revisar?, ¿hay un rezo especial?
Le estaré profundamente agradecido.
Atentamente
Respuesta:
Es durísimo cuando suceden una serie de hechos dramáticos. A todos nos pasa esto, a veces. No estás solo. En estas épocas, uno tiene muchas responsabilidades y siente que la carga es demasiado pesada.
Algunos consejos que me ayudaron a mí y espero que te sirvan:
1. Tener prioridades.
Esta es una época en la que nos movemos como malabaristas, con muchas pelotitas en el aire (el trabajo, los hijos, los padres, etc.), tratando de hacer equilibrio permanentemente. Hay que tomar las pelotitas, dejar algunas de lado y enfocarse solo en las importantes. Hay que hacer un listado de prioridades y solo concentrarse en las cosas más significativas.
2. Pedir ayuda.
Los hombres somos orgullosos. A veces, nos cuesta admitir cuando estamos agobiados. Pareciera que queremos ser héroes. Hablar de nuestros problemas o preocupaciones con la pareja, con los padres o con un profesional ayuda a descargarse y a organizar los pensamientos.
Muchos hombres que tienen problemas económicos se los ocultan a sus mujeres por orgullo; y cuando las cosas salen a la luz, es demasiado tarde. Es bueno tener un diálogo fluido y honesto con la esposa, especialmente, cuando las cosas no están bien.
3. No hacerse cargo de todo.
No todas las responsabilidades que creemos que nos corresponden son realmente nuestras.
Si bien eres el hijo mayor, no me queda claro porqué tus padres o tus hermanas no pueden trabajar. Sin ofenderlos, explícales que tu situación cambió y que no podrás ayudarlos como lo hacías hasta ahora.
4. Dejarlo en las manos de Hashem
Una vez que reconocemos que la resolución de algunos problemas no está a nuestro alcance, debemos relajarnos y dejar que Hashem se ocupe de resolverlos. También, es importante tener fe y rezar para admitir que hay cosas que no podremos resolver, por lo que no tiene sentido angustiarnos por ello.
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