Si bien esto no aparece mencionado en el Talmud, efectivamente, hace ya muchos siglos, que está difundida la costumbre de ayunar después de que a uno se le cae sin querer un rollo de la Torá o los tefilín.
Una de las primeras menciones que se hacen de dicha práctica es un responso del Rabí Israel de Brunna (hoy Brno, República Checa), (siglo xv). Él explica que cuando a uno se le cae un rollo de la Torá o los tefilín, eso es una señal del Cielo de que uno cometió una falta por la cual debe arrepentirse1 . Por su parte, Rabí Jaim Yosef David Azulai (siglo xviii), más conocido como el Jida, cita otra razón más: El ayuno es para expiar la falta de cuidado y respeto que no se tuvo y por la cual se cayó el objeto sagrado2 . Existe una importante diferencia entre el rollo de la Torá y los tefilín: uno debe ayunar después de que se le caen los tefilín solo en caso de que no estuvieran dentro de su funda protectora, pero si se le cayó el rollo de la Torá, entonces, tiene que ayunar siempre; incluso, si el rollo de la Torá estaba guardado dentro de su manto3 .
Otra diferencia es que si bien está obligada a ayunar solamente la persona a la que se le cayeron los tefilín o la Torá, en ciertas circunstancias, el rabino de la comunidad puede declarar un castigo público para todos los que estaban presentes en ese momento; como por ejemplo, estudiar las leyes de respeto a la Torá, o realizar un compromiso comunitario a no hablar durante la lectura de la Torá, o dar caridad, o ayunar, o una combinación de cualquiera de estas penalidades4 .
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