1. Todo ocurre por la Divina Providencia. Si la brisa hace mover una hoja, se debe únicamente a que Di-s lo ordenó en forma especial con el propósito de que esto sirva para alguna función específica dentro del propósito general de la creación.
2. Cada cosa que la persona ve u oye es una instrucción que se le da sobre cómo conducirse en el servicio de Di-s.
3. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19: 18) es una interpretación y un comentario de “Amarás al Eterno, tu Di-s” (Deuteronomio 6: 5). Aquel que ama a su prójimo ama a Di-s, porque el judío tiene dentro de sí mismo “una parte del Di-s de Arriba” (Job 31: 2; véase Tania cap. 2). Cuando uno ama a su prójimo, está amando la esencia interna de ese judío; y al hacerlo, ama a Di-s.
4. Amar al prójimo es amar a Di-s. Está escrito: “Ustedes son los hijos de Di-s” (Deuteronomio 14: 1); cuando uno ama al padre, automáticamente ama a sus hijos.
5. El amor que siente Di-s por cada judío es infinitamente más grande que el amor que sienten unos padres ancianos por su hijo único, que nació cuando ya eran de edad avanzada.
6. El suspiro que uno emite a causa del dolor que sufre su prójimo quiebra todas las barreras impenetrables de los “acusadores” celestiales. Y cuando una persona se regocija por la alegría de su prójimo y lo bendice, Di-s lo valora y lo acepta como si fuera la plegaria de Rabí Ishmael, el Sumo Sacerdote, el Santo de Santos.
7. El amor que siente Di-s por cada judío se extiende no solamente al alma del judío, sino también a su cuerpo. Di-s ama a todos los judíos sin distinción; Él ama por igual al más grande erudito de la Torá como al judío más simple.
8. La persona tiene que ser absolutamente abnegada y sacrificarse en pos del amor hacia su prójimo, incluso, hacia aquel judío al que nunca vio en su vida.
9. “La Torá que no va acompañada de servicio, finalmente, cesará” (Ética de los Padres 2: 2). El “servicio” al que se refiere la Mishná es el amor al prójimo.
10. Los tres amores –el amor a Di-s, el amor a la Torá y el amor al prójimo– son en realidad uno solo.
11. El Baal Shem Tov se quedó huérfano a la edad de cinco años cuando falleció su padre, el tzadik oculto Rabí Eliezer. Las últimas palabras que le dijo su santo padre antes de fallecer fueron: “Isrulik, no le temas a nada ni a nadie, excepto a Di-s. Ama a cada judío, sin excepción, con toda la profundidad de tu corazón y con el fuego de tu alma, sin importar quién sea o cómo se comporte”.
12. El amor que sentía el Baal Shem Tov por cada judío era algo imposible de imaginar. Dijo su sucesor, el Maguid de Metzrich: “Ojalá pudiéramos besar un rollo de la Torá con el mismo amor que mi Maestro besaba a los niños cuando era ayudante del maestro y llevaba a los niños a la escuela”.
13. Es posible que un alma descienda a este mundo y viva setenta u ochenta años solamente para que le haga un favor material a otro judío, y mucho más un favor espiritual.
14. Está escrito: “Para ustedes (el pueblo de Israel) será una tierra deseable, dice Di-s” (Malaji 3: 12). Así como los más grandes exploradores jamás descubrirán los límites de los grandísimos y valiosísimos recursos que el Todopoderoso colocó dentro de la tierra, del mismo modo, nadie podrá jamás descubrir los límites de los grandes tesoros que yacen ocultos dentro de cada judío, la “tierra deseable” de Di-s.
15. Tu prójimo es tu espejo. Si tu propio rostro está limpio, también, lo estará la imagen que percibas. Pero si miras a tu prójimo y ves una mancha, sabrás que es tu propia imperfección la que ves reflejada. Simplemente, se te está mostrando aquello que tienes que corregir en ti mismo.
16. Nuestros Sabios dijeron que “las calumnias matan a los tres” –al que pronuncia la calumnia, al que la escucha y al que es calumniado. Todo esto si hablamos en términos espirituales, lo cual es mucho más grave que el asesinato físico.
17. La absoluta simplicidad del judío simple se asemeja a la esencia absolutamente simple de Di-s.
18. El apego a Di-s es la llave maestra que abre todos los cerrojos. Cada judío, incluso el más simple, posee la capacidad de aferrarse a las palabras de la Torá y la plegaria para alcanzar así los más altos grados de unidad con Di-s.
19. La simple fe verdadera del hombre y la mujer judíos, que se expresa a través de la recitación de los Salmos, constituye el más alto nivel de apego a Di-s y suscita la compasión Divina y socorre a aquel que recita estas santas palabras en un espíritu de unidad con Di-s.
20. “Un ángel de Di-s se apareció [ante Moisés] en una llamarada de fuego en medio de la zarza; y vio que, he aquí que la zarza ardía con el fuego pero no se consumía” (Éxodo 3: 2). Precisamente en la gente más simple ‒la “humilde y baja” zarza‒ se encuentra la llama Divina, pues la suya es una sed insaciable de Divinidad, Torá y de los preceptos.
21. “Y dijo Moisés: “Ahora me moveré (ídem 3: 3). Incluso, el individuo absolutamente recto, tal como Moisés, no debe quedarse satisfecho con sus logros espirituales, sino que debe constantemente ascender desde “aquí” hacia “allí”.
22. Existen dos niveles en el estudio de la Torá: la Torá de la mente y la Torá del corazón. La mente piensa, capta y comprende; el corazón siente. Yo he venido a revelar la Torá como algo que también se extiende al corazón.
23. Di-s le ordenó a Noé que “entrara a la tevá (literalmente “arca”, pero también “palabra”). La persona debe entrar a las letras y a las palabras de la Torá y de la plegaria y debe apegarse a ellas. Eso protegerá a la persona y a toda su familia extendida, y les permitirá recibir todo lo que necesiten directamente de Di-s.
24. El Baal Shem Tov amaba la luz y dijo: “Or (la luz) es el equivalente numérico de raz (secreto). Todo aquel que conoce el “secreto” de cada cosa puede traer iluminación”.
25. “Ocultar, he de ocultar mi rostro aquel día” (Deuteronomio 31: 18). El galut (exilio) es un doble ocultamiento, ya que el mismo ocultamiento está oculto. Tan grande es el ocultamiento que uno ni siquiera es consciente de él y hasta puede llegar a pensar que la oscuridad es luz.
26. “¿Acaso el hombre va a esconderse en lugares ocultos y Yo no lo veré?” (Jeremías 23: 24). El Baal Shem Tov interpretó este versículo así: Si un “hombre se esconde en lugares ocultos y yo vale decir, conservando su “yo”, o su ego entonces, dice Di-s, “Yo no lo veré”.
27. “Di-s es tu sombra” (Salmos 121: 5), así como la sombra de la persona es una mímica de sus actos, así también Di-s, por así decirlo, actúa contigo en forma completamente recíproca.
28. “Que Él solo obra grandes maravillas” (Salmos 136: 4), todo lo que hace Di-s son “grandes maravillas”. Y las maravillas más grandes de todas son aquellas que solo Di-s conoce.
29. Está escrito: “Cuando veas al asno de tu enemigo caído bajo su carga, aunque estés inclinado a no ayudarlo, no obstante lo ayudarás” (Éxodo 23: 5). El Baal Shem Tov aplicó esta instrucción al cuerpo y al ser material (jamor, “asno” también significa “materialidad”). La Torá dice que al principio uno puede ver a cuerpo como al enemigo, que se resiste a los objetivos del alma, y que se cae bajo la “carga” de los preceptos. Por lo tanto, es posible que uno se sienta inclinado a luchar contra el cuerpo negándole sus necesidades y mortificándolo. Dice la Torá: “Tienes que ayudar al ‘enemigo’ de tu alma. Purifica tu cuerpo, refínalo, pero no lo quebrantes”.
30. “Busca la paz y persíguela” (Salmos 34: 15). Uno debe buscar y perseguir los medios para hacer la paz y establecer la armonía entre el mundo material y la fuerza de vida Divina que le da vitalidad.
31. “La tierra descansará un Shabat para Di-s” (Levítico 25: 2). Dale un descanso a lo terreno, imprégnalo con el Shabat, que es espiritualidad y santidad.
32. “Tu comienzo será pequeño, y tu fin prosperará sobremanera” (Job 8: 7). A menudo, los inicios pequeños y poco auspiciosos son imprescindibles para que la persona finalmente prospere.
33. La Torá (Números 33) enumera los 42 campamentos de “los viajes de los Hijos de Israel que salieron de Egipto”. Cada uno de nosotros pasa por sus propios cuarenta y dos viajes personales en la vida; comenzando con nuestro “Éxodo”, o sea, nuestro nacimiento, pasando por las muchas estaciones de la vida, y concluyendo con nuestro arribo a la prometida “Tierra de Vida” celestial.
34. Tishrei, el mes del año nuevo, es bendito por el propio Di-s, en el Shabat de la Bendición, que es el último Shabat del mes anterior, Elul. Con este poder, el pueblo de Israel bendice a los otros meses once veces al año.
35. Está escrito: “En este día están parados ante el Eterno su Di-s” (Deuteronomio 29: 9). “En este día”, se refiere a Rosh Hashaná, que es el día del juicio. Aun así, ustedes permanecen parados firmes y erguidos, lo cual significa que serán vindicados en el juicio.
36. Le pregunté al Mashíaj: “¿Cuándo vas a venir?” y él me respondió: “Cuando tus manantiales se extiendan hacia afuera”.
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