La ley judía no impide que una persona se beneficie de una transfusión de sangre (o la donación de sangre, para el caso).

Por otra parte, según la creencia judía, salvar una vida es una de las mitzvot (mandamientos) más importantes, anulando casi todos los demás. (Las excepciones son el asesinato, ciertos delitos sexuales, y la adoración de ídolos, que incluso en el caso de salvar una vida no los podemos transgredir). Por lo tanto, si se considera necesaria una transfusión de sangre, entonces no sólo está permitido, sino que es obligatorio.