Rabi Dov Ber Levy, fundador de “OK Laboratorios Kashrut”1 , viajó por todo el mundo para ayudar a que las industrias internacionales de comida mantengan las leyes de kashrut. Durante el curso de estos viajes, él fue puesto a cargo de varias misiones por el Rebe.

Rabi Levy fue invitado a Rusia durante la era pre- perestroika para proveer la supervisión kasher de algunos productos que los rusos deseaban exportar. Mientras estaba involucrado con estas actividades, él también se dedicó a proveer “alimento espiritual” a la Judería Rusa.

La actividad clandestina Lubavitch en Rusia había producido un gran número de jasidim rusos quienes se sentían próximos al Rebe, a pesar del hecho de que ellos estaban a 6.000 millas de distancia y nunca habían conocido al Rebe en persona. El rabino Levy llevó consigo una cámara de vídeo y filmó a estos judíos rusos en lo que podría ser descrito como una yejidut privada con el Rebe. Cada uno de los judíos rusos se paraba frente a la cámara y se dirigía al Rebe como si estuviera hablándole en persona. A su regreso a Nueva York, el rabino Levy mostraría al Rebe el vídeo grabado.2

En otros viajes, el rabino Levy realizó varias misiones para el Rebe. Mientras que algunos de los objetivos eran explícitos, el rabino Levy sentía algunas veces que él estaba sirviendo de catalizador para realizar un objetivo no específico.

Una vez, él había marcado un viaje a las Filipinas para inspeccionar una fábrica que producía productos alimenticios para el mercado internacional. Después de planear su itinerario, le contó al Rebe acerca de su próximo viaje y le pidió una bendición.

El Rebe respondió con bendiciones para el éxito, agregando a sus buenos deseos varios dólares para sheliaj mitzva gelt.

[Es costumbre dar al viajero un poco de dinero para dar como caridad en el curso de su viaje. Esto lo designa como un sheliaj (“emisario”) encargado de una mitzva. Nuestros Sabios declaran:3 “Una persona que está en misión de realizar una mitzvah no será lastimada.” Asi, aún si encuentra una situación peligrosa en el viaje, la persona ameritará protección.

Esta vez, el Rebe agregó una instrucción para el dinero que incluía con su bendición, —visitar y dirigirse a la Comunidad Filipina Judía, y darles una donación de ciento ochenta dólares de su parte.

Resultó que el propietario de la planta que el rabino Levy tenía que inspeccionar era Judío y su tío era el presidente de la Comunidad Judía local. Cuando Ies contó las instrucciones del Rebe estuvieron felices de concertar para que él hable en el shul. Su deleite por el giro conveniente de los hechos, se volvió sin embargo en desánimo, cuando él entró al shul. El balcón del shul no se usaba, y los hombres y las mujeres se sentaban juntos abajo sin una mejitzá que separe la sección de los hombres de la sección de las mujeres.

el rabino Levy no se incorporó a ellos en su servicio. Después que las plegarias terminaron, él se dirigió a los congregados y les explicó que una sinagoga es la casa de la oración de D-os y debería estar diseñada del modo que El Mismo lo desea. “Compañeros Judíos," concluyó él, “El Rebe de Lubavitch ha enviado una contribución para vuestro templo. ¿Por qué no usarlo para eregir una mejitzá?”

Los líderes comunitarios contaron al el rabino Levy que ellos estaban considerando la construcción de un nuevo shul en un vecindario diferente. El el rabino Levy los convenció de levantar una mejitzá y también construir una mikveh en el shul. El tenía los planos para la mikveh preparados y envió un Rabino para supervisar la construcción.

Poco después, el rabino Levy recibió una carta de la Comunidad Judía en las Filipinas. “Adjunto se leía, “está una foto de nuestro nuevo shul.” La sección de las mujeres era atractiva y la mikveh era halájicamente (conforme a la ley) aceptable y también arquitectónicamente agradable. "Pensamos que le gustaría saber ,” continuaba la carta, “que nosotros escribimos al Rebe antes de iniciar la construcción del nuevo shul y de la mikveh y sus palabras de aliento fueron una inspiración.”

Este no fue el único resultado del viaje de el rabino Levy. Un estudiante judío estaba asistiendo a la escuela de medicina en las Filipinas. A pesar de que venía de un hogar religioso, él se había descarriado de la práctica judía y se había involucrado en una relación con una mujer filipina. El no había asistido a la sinagoga en las Filipinas por años, pero se sintió atraído por las noticias de una conferencia de un Rabino visitante de Nueva York.

El estudiante Judío esperó a el rabino Levy después de la conferencia y ellos pasaron una hora hablando cuando caminaban de vuelta al hotel. El Rabino Levy no pudo convencerlo de abandonar a la mujer filipina inmediatamente, pero él se mantuvo en contacto y varios meses más tarde el joven terminó su relación con la mujer.

El Rabino Levy revisa unas botellas de vino Kosher
El Rabino Levy revisa unas botellas de vino Kosher

En otra ocasión, antes de un viaje a Copenhague, el Rebe añadió una instrucción específica a sus bendiciones: controlar si la mikveh local era halájicamente aceptable.

Resultó que el rabino Levy pudo quedarse en Copenhague por sólo un día y no tuvo oportunidad de controlar la mikveh. Un año más tarde, antes de un segundo viaje a Copenhague, nuevamente buscó la bendición del Rebe para este viaje y recibió exactamente la misma respuesta. Esta vez, él cambió su itinerario para asegurarse que podría controlar la mikveh. Con mucha dificultad, tuvo acceso a la mikveh y realmente descubrió un defecto halájico.

Preguntó cuál autoridad rabínica había certificado la mikveh, y fue enviado al especialista principal en mikvaot, el rabino Posen de Londres.

el rabino Posen dijo a el rabino Levy, “Recuerdo el problema con la mikveh en Copenhague. Noté ese defecto y les di instrucciones precisas de como corregirlo.”

el rabino Posen prometió tratar el asunto rápidamente. Antes de concluir su conversación, el rabino Levy tenía, sin embargo, una pregunta más. “Perdóneme por preguntar el rabino Posen. ¿Sólo quería saber si Ud. había mencionado este asunto al Rebe de Lubavitch?.

"No,” respondió, sorprendido de por qué el rabino Levy había pensado que él podría haberlo hecho.