“Una vez,” relata el Rabbi Yitzjak Mishan, Rabbi de la gran Comunidad Sefardita Monte Sinaí en San Pablo, Brasil, “un joven miembro de mi comunidad me pidió que convierta a su novia no judía. Le expliqué que aún si la mujer se sometiera a la conversión —y yo la asistiría solo si ella sinceramente deseaba adoptar el Judaismo, no simplemente a fin de poder casarse con un Judío— él aún tendría prohibido casarse con ella, porque él es un kohen1 . El joven fue inflexible. Ellos habían estado comprometidos por cinco años, y él no tenía la intención de dejarla ahora.

“No pude convencer al joven a que cambiara de opinión. Así como con otros desafíos que surgen durante el curso de mis actividades, pedí una bendición del Rebe para el éxito en guiar al joven debidamente. En asuntos como éste, no espero más que una bendición breve, estoy satisfecho con el conocimiento de que he puesto el asunto a la atención del Rebe."

“Para mi sorpresa, poco después de enviar esta carta, recibí una llamada telefónica de la oficina de “770.” El Rebe me había dado instrucciones de continuar hablando con el joven.” 'Ud. debe explicar’, instruyó el Rebe, ‘que un kohen tiene el poder de bendecir a otros —aún a grandes personas. Una persona que no es un kohen, —a pesar de que puede ser un gran sabio— no está igualmente dotado. Pero si, el cielo lo prohíba, un kohen profana su status, pierde el derecho de este gran potencial.’

“Inmediatamente contacté con el joven y lo invité para una discusión. Pacientemente le expliqué el mensaje del Rebe, pero fue en vano. El joven se había decidido y no se movería de su posición.”

“No podía aceptar la idea de que la respuesta del Rebe no daría frutos. Examinando el asunto, leí y releí las palabras del Rebe: ‘Tu debes explicar....’ Quizás, pensé, esta explicación podría ser dirigida a la mujer no judía. Quizás este mensaje tendría impacto en ella...”

“No perdí tiempo y la invité a mi oficina. Ella explicó su profundo amor por él, afirmando que estaría dispuesta a pasar lo que fuera requerido de ella. ‘Haré cualquier cosa por este hombre’, ella repetía una y otra vez.”

"Leí en voz alta de una versión traducida del Kitzur Shuljan Aruj (el Código de Ley Judía), la prohibición del casamiento de un kohen con una conversa. Luego le conté las palabras del Rebe, explicando la pérdida tremenda que sufriría el hombre.”

“La mujer estaba conmovida. ‘Si él va a perder tanto por mi causa, no me casaré con él. Lo amo demasiado.’ Ella fue muy sincera. Su resolución permaneció firme, y en los próximos pocos días ella rompió su relación.”

“A propósito," concluyó Rabbi Mishan, “poco después el joven conoció una pareja con quien hoy forma un lindo hogar judío.”