Estimados Lectores:

Esta semana leemos en la Torá sobre los hermanos Iaakov y Eisav, no solo eran hermanos sino que eran gemelos. Ellos eran opuestos, Iaakov era tranquilo, calmado y prefería estar en casa estudiando y contemplando. Mientras que Eisav era de naturaleza violenta, brusca ocupando la mayoría de su tiempo a la caza de animales y a la vida salvaje.

¿Acaso no nacieron en el mismo vientre? ¿ No se criaron bajo el mismo techo? Y de todos modos es posible que elijan caminos totalmente diferentes y contradictorios.

Itzjak hasta sus últimos días confiaba que Eisav iba a cambiar y confiaba que tenía un gran potencial para hacerlo. Como padre él nunca perdió las esperanzas que su hijo retornara y encauzara sus energías, nunca lo reprocho, ni lo alejo, por el contrario, le pedía cosas que sabía que Eisav era bueno en ellas, como sabía que era un gran cazador le pedía "Por favor, Eisav, caza algo para mí y ásalo así lo disfrutamos juntos".

Este es un gran mensaje para los padres. Muchas veces tenemos expectativas para nuestros hijos, deseamos que sean estudiosos, educados, etc , pero ellos a veces eligen otro camino. Aprendemos de Itzjak en vez de decirle "¿Por qué no eres como tu hermano que estudia y reza?" Le decía "Qué bueno eres cazando, comparte con migo tu talento". Si bien Eisav siguió en su camino depravado, el amaba y respetaba profundamente a su padre, y la MItzva de respetar al padre la cumplía a la perfección.

La mejor forma de relacionarnos con nuestros hijos es ver que les gusta, que disfrutan y así poder compartir sus anhelos y ansiedades.

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy