Estimados Lectores:

Esta semana leemos en la Torá el momento más crucial de la historia de nuestro pueblo. La entrega de los Diez mandamientos. Como bien sabemos desde este momento el pueblo judío paso de ser un grupo familiar, con algunas costumbres en común, a convertirse en la nación de Israel, Am Israel.

La mayoría de las religiones tienen como origen, la revelación divina a un profeta, a un ser humano, que el después se convierte en el emisario de Di-s en la tierra para difundir esa revelación o mensaje.

La gran diferencia del judaísmo, en comparación, es que esta gran revelación ocurrió frente a todo el pueblo. Según la mayoría de las estimaciones, frente a 3 millones de personas. Y según la tradición, toda alma judía que posteriormente nacería estuvo presente en este momento.

Por ello, nuestra fe se sustenta en que nosotros mismos, “vimos y escuchamos” la palabra de Hashem y la revelación más grande de la divinidad. No dependemos de un profeta (sin desmerecer el rol de Moshe, en la entrega de la Torá, los primeros dos mandamientos al menos fueron revelados en forma directa al pueblo) para sustentar nuestra fe en Di-s.

Muchas veces en la vida nuestra fe se ve atacada por factores externos o internos, en estos casos el mejor recurso es recurrir a este momento que nuestra alma presenció.

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy