Estimados Lectores:

Hace más de un año fui bendecido con mi esposa con el nacimiento de un hijo. Desde el primer instante se crea un lazo tan profundo con la mama que lo nutre, lo arrulla, he incluso lo lleva en su vientre durante 9 meses, que cuando llega el momento de dejar de alimentarlo es un gran desafío, tanto para la mamá como para el bebé, esa separación en algunas casos conlleva llanto y angustia.

Estos días pensaba ¿Por qué es necesario separarlo de la mamá, si está tan cómodo? Pero hay que crecer y para crecer no se puede estar cómodo, hay que salir de la zona de confort. Esto se aplica, a mi entender, en absolutamente todos los aspectos de la vida, el crecimiento implica dejar atrás una situación a la cual uno ya está acostumbrado.

Algo similar ocurrió en Egipto antes del Éxodo, muchos israelitas decidieron quedarse como esclavos en Egipto y no seguir a Moises en el desierto (según el Midrash más del 80% se quedó y pereció en Egipto), ellos no querían abandonar la situación que conocían, como dice el famoso refrán, más vale malo conocido que bueno por conocer.

Pesaj simboliza libertad y cambio, salir de Mitzraim implica quebrar las cadenas que nos atan. Todos tenemos situaciones que nos impiden crecer, a veces son cadenas internas que generamos nosotros mismos, otras veces son de afuera, pero siempre podemos sacarnos estas esposas (con la ayuda de Hashem, lógico).

Ser libre e independiente cuesta, a veces hay que pegar un “salto de fe” (Pesaj es saltar) para lograrlo, pero sin duda vale la pena.

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy