Mi perro falleció hace poco. Fue mi compañero fiel durante muchos años. Incluso demostró ser más fiel que muchos de mis amigos. Mi pregunta es: ¿qué pasa cuando los animales mueren? ¿Van al cielo?

Respuesta breve

Si la pregunta se refiere a si existe algo similar a un “cielo para mascotas” en el cual todos los cachorros corren felices, entonces, a pesar de que lamento decepcionarte, la respuesta es no. Sin embargo, sí existe el “cielo” en un sentido más amplio.

Respuesta extensa: el debate filosófico

La pregunta sobre si los animales van al cielo ha generado debates a lo largo de los siglos.

El Midrash sostiene que los animales no tienen lugar en el mundo venidero.1 Pero eso no ha impedido a algunos de los más grandes filósofos judíos debatir acerca del concepto de premio y castigo y, por extensión, del concepto de la vida después de la muerte con relación a los animales.

Por ejemplo, el rabino Saadia Gaon, en su famoso ensayo filosófico Sefer Emunot ve-De’ot (el Libro de las Creencias y las Opiniones), expresa que los animales, en última instancia, reciben algún tipo de compensación por el dolor que debieron atravesar en la vida y ante la muerte.2 Esto concuerda con el pensamiento del Talmud que expresa que “el Santo Bendito Él, no priva a ninguna criatura de ningún mérito que le corresponda”3 (a pesar de que el mérito de un animal es diferente a aquel que recibiría una persona por sus buenas acciones realizadas con libre albedrío). El hecho de que el rabino Saadia Gaon sostenga que esto también se aplica a los animales que atraviesan una muerte dolorosa sugiere que el animal seguirá existiendo incluso luego de la muerte.

Por otro lado, el Rambam opina que el concepto de premio y castigo sólo se aplica a los hombres.4

Respuesta cabalística

La importancia de esta pregunta no solo radica en el hecho de que le da al hombre una perspectiva y un sentido a su interacción con el resto de las criaturas de Di-s, sino que también, en cierto modo, explica el sentido del hombre en este mundo.

En una carta larga y fascinante, el cuarto rebe de Lubavitch, el rabino Shmuel, conocido como el Maharash, explica que a pesar de que algunos cabalistas sostienen que los animales no poseen almas inmortales,5 conforme a las enseñanzas del Arizal, los animales de hecho poseen almas independientes, y sí van al cielo.6 El Arizal es considerado, en general, como el árbitro final con relación a todas las enseñanzas de la cábala.

El Arizal explica que cada entidad de la creación posee un “alma”. Esto abarca todo, desde las piedras y los objetos inanimados, hasta los animales y, por supuesto, las personas. Dicha alma o “chispa divina” no solo sustenta la existencia del ser creado, sino que le otorga un objetivo y un sentido en el mundo.

Diferentes tipos de almas

Pero si toda creación tiene una chispa divina, ¿en qué se diferencia el alma de una persona de la de un animal?

Di-s creó el mundo, incluyendo las almas de los animales, mediante la palabra. Solo a propósito del alma de las personas el versículo reza: “E insufló en sus narices el aliento de la vida, entonces el hombre se transformó en un ser viviente”.7 Los cabalistas explican que, cuando uno habla, utiliza un nivel de respiración bastante superficial. Pero cuando uno exhala o insufla, lo hace desde dentro de su ser. Del mismo modo, el alma del hombre viene de la esencia misma de lo divino.

Las almas interactivas

Cuando Di-s creó el mundo, le otorgó al hombre el poder de elevar las chispas divinas o almas que se encuentran en la creación. Es por ello que, en general, la forma en la que el alma de un animal es elevada y vuelta a su origen divino tras la muerte es mediante las interacciones espirituales positivas con el hombre.

Por ejemplo, podemos elevar el alma de un animal casher al bendecirlo de forma adecuada antes de comerlo y utilizando la energía que nos brinda para realizar actos de bien.

(Sin embargo, a diferencia de la vida después de la muerte para las personas, en la cual el alma “se regocija con la gloria de Di-s”8 en el jardín del Edén, el alma de los animales regresa a su fuente de origen –el mundo superior de Tohu– en un estado de elevación.9 )

A modo de conclusión podemos decir que, si bien se diferencian de los seres humanos, los animales también poseen almas que trascienden la vida y pueden elevarse. Este concepto nos presenta una responsabilidad enorme en virtud de nuestra interacción con el mundo animal. Después de todo, la elevación del alma de un animal en el mundo venidero depende de nuestras interacciones positivas con él.