Estimado rabino:
Hace poco tiempo vi un documental sobre astronomía en el cual hablaban de la cantidad de estrellas y galaxias que existen y debo decir que me pareció muy interesante.
Me gustaría saber cuál es la opinión del judaísmo con relación a este tema. ¿Por qué Di-s creó tantas galaxias? ¿Con qué objetivo?
Respuesta:
El detalle respecto de la creación de las estrellas se encuentra en un versículo un tanto particular del libro de Bereshit (1:16) que reza: “y Di-s hizo las dos grandes luminarias: la luminaria mayor para regir el día y la luminaria menor para regir la noche”.
El Talmud señala una posible contradicción en este versículo. Primero expresa que Di-s creó dos grandes luminarias, y luego, al final del mismo versículo, dice que Hashem creó una luminaria mayor y otra luminaria menor. Entonces, ¿se trataba de dos grandes luminarias o de una grande y otra pequeña?
La explicación que nos provee el Talmud es la siguiente: en un principio, ambas luminarias eran grandes, pero luego la Luna se quejó ante Di-s diciendo: “Señor del Universo, ¿pueden acaso dos reyes portar una misma corona?”. A lo que Di-s le respondió: “Reduciré tu tamaño”.1
Para tranquilizar a la Luna luego de reducir su tamaño, Di-s aumentó la cantidad de estrellas, que forman parte del séquito de la Luna. Cuando la Luna sale, las estrellas la acompañan, y cuando se esconde, también lo hacen.2
De todas formas, la pregunta que queda por responder es: ¿por qué son necesarias tantas estrellas y galaxias, aparte de “servir de compañía a la Luna”?3 ¿No alcanzarían un par de cientos de estrellas? ¿Y cuál es su función respecto de nuestro mundo?
Nuestros sabios enseñan que no existe una sola brizna de pasto que no posea un mazal en los cielos que lo aliente a crecer.4 “Mazal”, en este contexto, se refiere a la jerarquía de fuerzas espirituales que sirven como canal para la fuerza creadora de Di-s en el mundo.
Podemos entender el concepto de mazal de la siguiente manera: es el deseo de Di-s crear un mundo físico y mundano en el cual su santidad no sea revelada abiertamente, un mundo en el cual se le conceda el libre albedrio a los hombres para que elijan esa santidad, no porque se ven abrumados por su grandeza, sino porque verdaderamente la eligen.
Con este objetivo, Di-s ocultó su fuerza creadora en el mundo.
Por lo tanto, cuando llega el momento de que una pequeña brizna de pasto, por ejemplo, reciba su “alimento” espiritual, es decir la fuerza de vida divina que la sostiene, Di-s canaliza su fuerza vital por medio de una jerarquía de criaturas con atributos espirituales reducidos, como si se tratase de un sistema de tuberías que llevan el agua desde un reservorio, llevando la energía divina. Las “tuberías” no tienen libre albedrío, por lo que deben cumplir con su deber de canalizar la energía.
La fuerza creadora se filtra por medio de una jerarquía de ángeles hasta llegar a un nivel inferior en el cual ciertos ángeles individuales se encargan de cada estrella y constelación en particular. Luego, la energía se filtra al mundo físico por medio de la fuerza espiritual de cada estrella (esta energía también se conoce como el “alma” de la estrella). Cuando finalmente llega a la pequeña brizna de pasto, la luz divina ya está oculta por completo.5
Los profetas proclaman con relación a las estrellas y los cuerpos celestes (Ieshaiau 40:26): “Levantad vuestros ojos hacia las alturas y mirad. ¿Quién ha creado esos (cuerpos celestes)? El que supera su hueste en número y llama a todos por su nombre. Por la grandeza de su poder, y porque es fuerte en poder, nadie deja de presentarse”.
Di-s llama a cada estrella con un nombre único. Ese nombre corresponde a la fuerza de vida divina única que se canaliza por medio de la estrella en el mundo físico.6
Quizás este sea el motivo por el cual existen incontables estrellas en nuestro universo.
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