En los funerales tradicionales judíos no se entonan cantos. Hasta donde conozco, no existe prohibición expresa de cantar en los funerales, y la realidad es que muy pocas veces se escuchan cantos en tales ocasiones (aunque puede suceder que en algún funeral se deje escuchar alguna melodía que llegue al alma, pero esto no es frecuente y es más bien una excepción que una regla).
¿Cuál es la razón? Si bien tengo dudas que la explicación siguiente se adapte al caso planteado, pienso que le viene a la medida.
El canto es un poderoso instrumento. Es capaz de exaltar a la persona a los planos más excelsos, pues le despierta la chispa divina imbuida en ella. Pero la música también puede hacerla caer a los abismos más profundos, y ello lo logra direccionando las emociones hacia lugares poco convenientes.
La música puede también ayudarnos a visualizar los objetivos de vida que Di-s nos permite tener; pero también tiene el poder de ser una especie de narcótico que embota nuestro corazón hasta el punto de impedir que confrontemos situaciones dolorosas pero reales, impidiendo apreciar el mensaje divino que puede estar contenido en tales situaciones.
En el marco de un funeral, nuestras emociones son muy íntimas, y al escuchar un canto, que ejerce un magnetismo atrayente, las emociones de todos los presentes pueden ser influenciadas y dirigidas por la canción. Nos veríamos forzados a abandonar nuestros propios pensamientos y sentimientos, y sentir otras emociones inspiradas por la canción. Como resultado de ello, podríamos tener una experiencia del funeral que no es la más adecuada.
Así que si hay alguna canción que deba dejarse escuchar en un funeral, debe ser la melodía que cada quien escoja y debe ser imaginada siendo cantada solo para sí.
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