Querida Raquel:
Soy un perfeccionista. Quiero que las cosas salgan impecables, y me frustra y me pongo triste si no es así. Trato de tener en cuenta todos los escenarios posibles cuando planeo algo, pero siempre hay alguna cosa que no sale como quiero. ¿Acaso no desea Di‑s que intentemos ser perfectos? ¿Por qué siempre me siento triste?
Un perfecto infeliz
Estimado "No hay tal cosa como la perfección":
¡Entiendo lo frustrante que puede ser que la realidad no se ajuste a tus expectativas! Aquí hay algunas cosas que deberías tener en cuenta:
No puedes ser perfecto
Solo Di‑s es perfecto. Él no espera que seas perfecto, simplemente desea que intentes alcanzar tu potencial individual –que es enorme, pero dista mucho de ser perfecto–. Tal y como explican los Proverbios, “Un tzadik (un individuo santo) se cae y se levanta siete veces”11 –ser humanos implica caer y levantarse–. De hecho, levantarse depende de caer.
Si somos imperfectos, nuestras relaciones, vacaciones, fiestas y empresas serán imperfectas. El Midrash dice: “El hombre muere sin [siquiera] alcanzar la mitad de lo que desea”2.2 No podemos esperar solucionar todo en un 100%, dado que realmente no hay forma de alcanzar la perfección en este mundo. De eso se trata la vida.
La perfección es aburrida
¿Puedes imaginarte algo más aburrido que una vida donde no haya desafíos ni esfuerzo alguno? Todas las historias motivantes están basadas en personas que superan la imperfección en sus vidas y que logran grandes cosas a pesar de ellas.
Ni siquiera es atractivo ser perfecto. Una vez vi un libro con imágenes de celebridades comparadas con versiones de sus rostros editadas con Photoshop que eran perfectamente simétricas. Déjame decirte que seríamos bastante aburridos si nuestra cara fuera perfectamente simétrica.
La perfección no siempre es buena
Tenemos dos tendencias: la buena (yetzer hatov), y la mala (yetzer hara). Uno pensaría que la búsqueda de perfección es el ímpetu de la buena tendencia, pero eso no es correcto. Es la mala tendencia la que insiste que tu vida o tus circunstancias no son lo suficientemente buenas, y eso te priva de varias cosas importantes:
- Humildad. Es arrogante pensar que podemos ser perfectos, o que podemos tener control absoluto de nuestras vidas. Podemos hacer todo lo posible por tener en cuenta cualquier posibilidad, pero, en última instancia, el resultado final estará en manos de Di‑s, y aceptar eso es clave para ser humildes. Pensar que sabemos lo que pasará antes que Di‑s es asumir algo que no sabemos. Y a la gente no le gustan los controladores.
- Gratitud y alegría. Si te pones de mal humor porque alguien olvidó traer los dulces para la cobertura, te perderás la alegría del pastel de chocolate. Eso es porque nuestro cerebro no puede enfocarse en dos emociones de manera simultánea. Si vivimos con gratitud, nuestra vida será plena; si vivimos enfocados en el perfeccionismo, nuestra vida estará vacía, dado que el foco estará siempre en aquello que no es perfecto. Puedes optar por resignarte, o por ser feliz. Todo depende de ti.
- Plenitud. Di‑s hizo un mundo imperfecto, y es nuestra misión mejorarlo. Las mitzvot de brit milá, de comer jalá, y de hacer el kidush son maneras de completar el mundo físico y de agregar una dimensión espiritual. Nuestro desafío es enfrentar las imperfecciones del mundo y tratar de superarlas. Pero ni nosotros, ni el mundo en su conjunto, podrá alcanzar la perfección antes que llegue el mashíaj. Mientras tanto, se supone que debemos separar la paja del trigo y vivir la vida más completa y alegre que podamos a pesar de las imperfecciones, y a veces hasta gracias a ellas. Son estos esfuerzos por superar nuestras limitaciones lo que nos da plenitud.
Servir a Di-s de manera imperfecta
En el judaísmo, una mitzvá es valiosa aún cuando no es perfecta. Por supuesto que deseamos realizar la mitzvá lo mejor posible, pero a veces la falta de conocimiento, los límites económicos y sociales, y nuestras propias personalidades dificultan la tarea de servir a Di‑s a la perfección. Mucha gente decide no cumplir una mitzvá hasta no poder hacerlo perfectamente, por lo que nunca la realiza.
Di‑s no nos pide perfección. “Qué pide Di‑s de ti sino justicia, que ames con ternura y que camines con humildad con tu Di‑s”3 . Jamás se menciona la perfección.
Por supuesto que debes hacer todo lo mejor que puedas, y debes intentar maximizar el potencial intrínseco de cada situación, pero no debes adoptar ideales imposibles. Ya que, cuando sufres de estrés por las imperfecciones, arruinas lo que tienes.
Por eso debes exigirte menos a tí mismo y a los demás, debes seguir la corriente, y debes entregarte a la felicidad.
Considera esto: esta respuesta tampoco es perfecta, pero si ayudó de alguna forma, todavía tiene valor. Como el valor que tienen todas las experiencias.
Te deseo una vida de perfecta y feliz imperfección.
Raquel
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