El rabino Levi Itzjak de Berditchev (1740-1809) es uno de los líderes jasídicos más amados. Cientos de cuentos, obras teatrales y poemas resaltan su ferviente servicio a Di‑s, su amor por el pueblo judío, y su rol como defensor ante el tribunal divino en favor del pueblo judío.
Nacimiento y crianza
El rabino Levy Itzjak, perteneciente a la vigésimosexta generación de una dinastía de grandes rabinos, fue hijo del rabino Meir de Husakov y de su esposa, Sara Sasha. De acuerdo a la tradición, el día del nacimiento de Levi Itzjak, el Baal Shem Tov organizó una gran reunión e informó a sus seguidores que el alma de un “defensor de los judíos” había llegado al mundo.
Levi Itzjak estudió con su padre hasta que se casó, y fue entonces que se mudó a Levertov, el pueblo de su esposa.
Cuando fue por primera vez a Levertov, estudió con el santo rabino Shmelke Horowitz, rabino del cercano pueblo de Ritchvol. A pedido del rabino Shmelke, Levi Itzjak viajó para conocer al magid de Mezeritch, que había asumido el liderazgo del movimiento jasídico luego que falleciera el Baal Shem Tov en 1760. El rabino Levi Itzjak no tardó en convertirse en un ferviente seguidor del magid y en parte de su círculo íntimo de seguidores.
La vida como rabino
Luego que el rabino Shmelke fuera asignado al rabinato de la ciudad de Nikolsburg (de mayor tamaño), cargo que lo hizo conocido, el rabino Levi Itzjak tomó su lugar en Ritchvol. Sin embargo, los opositores locales del movimiento jasídico dificultaron su vida. En determinado momento, el joven rabino sintió que su vida corría peligro y escapó de la ciudad a pie el día de Hoshaná Rabá (el último día de Sucot), únicamente con un lulav y un etrog en la mano.
Fue nombrado rabino de Zelichov, pero allí sucedió lo mismo que en Ritchvol. Abandonó Zelichov, y fue nombrado rabino de la importante ciudad de Pinsk. Sin embargo, tampoco allí pudo encontrar tranquilidad.
En 1785, el rabino Levi Itzjak llegó a Berditchev, donde lideró la comunidad durante casi veinticinco años, hasta su muerte. En Berditchev, finalmente se liberó de los conflictos, y, además de ser el rabino de la ciudad, fundó su afamada corte jasídica, adonde miles de sus seguidores, provenientes de toda Europa del Este, peregrinaban para recibir inspiración y consejo.
Si bien era un centro judío de importancia, Berditchev estaba altamente influenciada por el movimiento de la ilustración y era famosa por su visión antireligiosa. En el teatro local se satirizaba frecuentemente al rabino Levi Itzjak como el antihéroe –el rabino anticuado y ridículo. Un hombre adinerado viajó a Berditchev para ver el espectáculo y disfrutó tanto la burla que decidió visitar al rabino verdadero, simplemente para reírse. Pero, una vez allí, la extraordinaria personalidad del rabino lo impresionó, por lo que volvió a observar las costumbres judías y se convirtió en su ferviente seguidor.
A pesar de vivir en una ciudad mayormente hostil, mantuvo su determinación de permanecer allí, de contrarrestar el clima antireligioso y de abogar por su pueblo. En esa época no se conocían causas similares –específicamente, la de vivir entre judíos que se autoproclamaban secularizados–: el rabino era único con su visión.
Levi Itzjak falleció el 25 de tishrei de 5570 (1809), y está enterrado en la ciudad de Berditchev. Al día de hoy, judíos de todo el mundo peregrinan a la tumba del “Amante de Israel” para rogarle que interceda en su favor desde lo alto, tal como fue su costumbre y pasión durante su vida en la Tierra.
Si bien tuvo hijos, ninguno lo reemplazó como rabino luego de su muerte. La gente del pueblo lo amaba tanto que nunca buscaron a otro rabino para que ocupara su lugar; en vez de eso, buscaron consejo en un dayan, un árbitro rabínico.
Cuando el rabino Levi Itzjak falleció, el rabino Najman de Breslov expresó que aquél que tuviera ojos podría ver que la “luz del universo” se había extinguido.
Defensor de su pueblo
A Levi Itzjak se lo recuerda por su compasión y amabilidad, y por su legendario amor por todos los judíos, independientemente de su estado espiritual o material. Una vez dijo: “Si, luego de que fallezca, tuviera la opción de estar en soledad en el Paraíso o de estar en compañía de otros judíos dentro del Purgatorio, ciertamente optaría por la segunda opción. ¡Siempre y cuando esté junto a otros judíos!”.
Siempre juzgó a los demás de manera positiva. Cuenta la historia que, durante un shabat, encontró a un judío fumando en la calle. El rabino le preguntó al joven si había olvidado que estaba prohibido fumar en shabat. El joven respondió que no lo había olvidado. El rabino Levi le preguntó si existía alguna circunstancia que lo empujara a pecar. El joven le respondió que simplemente estaba pecando de manera consciente y voluntaria. El rabino miró al cielo, y dijo “Señor del universo, ¡contempla la santidad de tu pueblo. ¡Prefieren declararse pecadores, antes que mentir!".
Levi Itzjak apelaba a Di‑s –a quien siempre se refería como der derbaremdiger, “el misericordioso”– como si fuera abogado, dirigiéndose a él de manera directa y, a menudo, discutiendo con él. El siguiente es un ejemplo clásico: “Señor del universo, perdona a Israel por sus pecados. Si lo haces, bien. Pero si no, yo diré al mundo que los tefilín que usas no son válidos. ¿Por qué? El versículo del rey David que aparece dentro de tus tefilín dice: ‘¿Quién como tu pueblo, Israel, nación única sobre la tierra?’, por lo que, si tú no perdonas a Israel, el versículo será una mentira y tus tefilín no serán válidos”.
En otra ocasión, se dirigió a Di‑s de esta manera: “Amo del universo, has puesto ante nuestros ojos todas las tentaciones terrenales, mientras que los beneficios y las recompensas por seguir tu voluntad han sido relegadas a los libros que estudiamos. ¡Eso es bastante injusto! Deberías invertir la situación. Atrae nuestros sentidos con un aprecio por la espiritualidad y relega todos los beneficios y placeres materiales a los estantes de las bibliotecas. ¡Verás, entonces, cuánta gente peca!".
A pesar de sus esfuerzos, nunca le pidió a Di‑s por sus necesidades personales ni espirituales. Su único deseo fue que Di‑s bendijera a sus compañeros judíos.
Una anécdota famosa (y altamente particular) ocurrió en el momento en que el rabino Levi Itzjak vio a un joven judío aceitando las ruedas de un carrito de bebé mientras tenía puestos el tallit y los tefilín, en el medio de una oración. En vez de regañar al judío, el rabino se dirigió a Di‑s y exclamó: “Di‑s, mira la santidad de tu pueblo. Usan el tallit y los tefilín hasta para aceitar las ruedas de sus cochecitos”.
El Tzemaj Tzedek, el tercer Rebe de Jabad, explicó que, en honor al rol de defensor del rabino, se abrió en los cielos una nueva sala de mérito denominada “La sala del rabino Levi Itzjak, hijo de Sara Sasha”, y que seguramente cualquier judío que necesite de intervención divina, y que recite los salmos a consciencia por el rabino Levi, recibirá ayuda.
El profeta de Lublin (conocido como el Jozeh), un contemporáneo (más joven) de Levi Itzjak, comentó una vez que agradeció y bendijo diariamente al todopoderoso por traer el alma del rabino Levi al mundo.
Pasión por Di-s
El rabino Levi Itzjak fue conocido por su inconmensurable pasión por servir a Di‑s, y su intenso impulso a menudo lo obligaba a actuar sin tener en cuenta lo que lo rodeaba. Ciertas partes de la oración lo colocaban en un profundo estado de extásis: era normal verlo saltar sobre la mesa durante la oración.
En la primera noche de Sucot, Levi Itzjak permanecía despierto, esperando el primer rayo de sol, momento en el cual tenía permitido recitar la bendición sobre el lulav y el etrog. Cuenta la historia que una vez el etrog estaba dentro de un armario con puertas de vidrio. En su afán por cumplir con la mitzvá, no se dio cuenta de la “obstrucción” y simplemente la atravesó con la mano y, con un increíble fervor, recitó la bendición adecuada, completando así la mitzvá. Solo después que su emoción se calmara, notó sangre en su mano…
En una situación parecida, al finalizar las fiestas de Sucot y Pesaj (durante las cuales no se utilizan los tefilín), el rabino no dormía durante la noche, esperando la primera oportunidad de usar los tefilín luego de la interrupción, tan larga para él.
El rabino Levi Itzjak y el rabino Schneur Zalman de Liadi
Mientras estudiaba con su maestro, el magid de Mezeritch, el rabino Levi Itzjak conoció al rabino Schneur Zalman de Liadi, otro discípulo del magid, cinco años menor que él, quien más tarde fundaría la corriente Jabad del movimiento jasídico. Los dos hombres forjaron inmediatamente una sólida amistad, basada en un profundo sentimiento de respeto y de amor.
Años más tarde, el rabino Zalman publicó su trabajo fundamental sobre el pensamiento jasídico, el Tania. Cuando el rabino Itzjak obtuvo una copia del libro, recientemente publicado, su reacción fue eufórica: “¡Es increíble que haya podido meter a un Di‑s tan grande en un libro tan pequeño!”.
Con el tiempo, un matrimonio enlazó las familias de uno y otro: el nieto de Itzjak se casó con la nieta de Zalman, la hija del rabino Dovber, el segundo rebe de Jabad. La boda, que se desarrolló en la ciudad de Zhlobin (aproximadamente en el punto medio entre Liadi y Berditchev), se conoce en los anales jasídicos como la “Gran Boda”, y se cuentan muchas anécdotas que unió a estos dos gigantes jasídicos en aquella ocasión.
En 1806, falleció el amado hijo del rabino Levi, el rabino Meir. El rabino Schneur Zalman le envió una conmovedora carta de pésame, donde le explicaba las increíbles luces espirituales que descienden al mundo cuando fallece un tzadik (un individuo honrado). Esta carta fue luego incluida en el conjunto de cartas que componen la parte IV del Tania.
Cuando el estado zarista arrestó al rabino Zalman en 1798, él inmediatamente envió a un mensajero al rabino Levi Itzjak, para solicitarle que orara por él. Cuando liberaron al rabino Schneur Zalman, inmediatamente envió una carta al rabino Levi, informándole las milagrosas noticias (parte de esta carta está publicada en Hayom Yom, entrada de 19 Kislev).
El segundo día de Rosh Hashaná de 5743 (1982), el Rebe dio un maamar (discurso jasídico). De acuerdo a la tradición jasídica, cada palabra que el Rebe pronuncia durante un maamar forma parte de una corriente de pensamiento dictada directamente desde los cielos.
Durante su disertación, el Rebe citó una parábola del rabino Levi Itzjak que explica el significado de la mitzvá de hacer sonar el shofar (cuerno de carnero) en Rosh Hashaná. Luego continuó:
“Esta es una parábola que se atribuye al rabino Levi Itzjak de Berditchev. Y es un hecho conocido en todos los mundos que el rabino Levi Itzjak era un amante de Israel, un abogado de cada judío, y alguien que inclinó la balanza [del cielo] en favor de cada judío”.
Que el legado y el mérito del santo rabino Levi Itzjak hagan que Di‑s bendiga con abundancia a todo el pueblo de Israel. amén.
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