A veces lo importante no es lo que uno dice, sino cómo lo dice.

El sabio Mar Ukva vivió durante la primera generación de Amoraim, y sirvió como Reish Galuta (literalmente, “Cabeza del Exilio”). En su barrio vivía una persona pobre, y todos los días Mar Ukva deslizaba cuatro monedas bajo su puerta. Un día el pobre decidió ver quién estaba haciendo este acto de bondad. Ese día, la esposa de Mar Ukva lo acompañó a la casa de estudios, y en el camino pararon en la puerta de la casa del pobre. Tan pronto como el pobre vió que había gente acercándose a su puerta para deslizar monedas por debajo, corrió hacia ellos, y Mar Ukva y su esposa huyeron para mantener su identidad en secreto.

Encontraron un lugar donde esconderse, un gran horno comunitario, que aún estaba caliente. Los pies de Mar Ukva se empezaron a quemar, pero los pies de su esposa no se veían afectados. Su esposa le dijo: “Pon tus pies encima de los míos.” Mar Ukva se sintió rechazado porque vio que era menos meritorio que su esposa. Buscando tranquilizarlo su esposa le dijo en tono reconfortante, “Generalmente yo estoy en casa donde estoy más disponible para los pobres. También los pobres se benefician inmediatamente porque les doy comidas preparadas.”

Con sus palabras humildes, trajo consuelo a su esposo.