Aba Jilkia, uno de los primeros tanaim, vivió durante la época del Segundo Templo. Era nieto de Joni Hameagel (“Joni el Hacedor de Círculos”), y era respetado por los sabios de su generación como un hacedor de milagros. Una vez, durante una sequía, los judíos enviaron una delegación para pedirle a Aba Jilkia que rece por lluvia. Aba Jilkia y su esposa subieron al techo de su casa para rezar. Cada uno estaba parado en una esquina opuesta del techo, y mientras rezaban se empezaron a formar nubes en el lado del cielo cercano a su esposa.

Le preguntaron a Aba Jilkia por qué las plegarias de su esposa fueron respondidas más rápidamente que las suyas, como lo indicaba el hecho de que las nubes se comenzaron a formar cerca de ella. Él explicó de que a pesar de que tanto él como su esposa daban tzedaká (caridad) a los pobres, ella siempre daba comida pronta para comer, mientras que él sólo daba dinero. Fue por eso que las plegarias de ella fueron más productivas, porque su bondad hacia los necesitados era más accesible y beneficiosa.

(Talmud, Taanit 23b)