Ciertas personas le estaban causando considerable angustias a Rabí Meir, un gran sabio judío que vivió durante la época de la Misná. Rabí Meir pidió misericordia a D-os y rezó por la eliminación de estas personas.

Su esposa Bruria, era una mujer erudita, citada muchas veces en el Talmud. Ella le preguntó, “¿Por qué estás rezando por la muerte de ellos? ¿Es por qué el Rey David rezó por la muerte de los pecadores “Que desaparezcan los pecadores de la tierra”? Esa interpretación La sensibilidad de una mujer es errónea. El versículo dice “pecados” y no “pecadores”, ¡se refiere a las cosas que causan que la gente peque! En vez de rezar por su muerte, ¡reza para que se arrepientan y se alejen de su maldad!”

Rabí Meir aceptó las palabras sabias de su esposa y los pecadores eventualmente se arrepintieron.

Bruria era sensible a la chispa Divina dentro de cada persona que puede siempre encontrar su camino de regreso a su Creador.