Durante miles de años, las leyendas de las tribus perdidas de Israel han fascinado a aventureros y exploradores. También para los estudiosos judíos, el paradero de las tribus ha sido objeto de debate y especulación. Y si bien nadie ha podido jamás determinarlo de manera concluyente, nos han llegado indicios —y quizás incluso destellos— de ellas a lo largo de su prolongado exilio. Aunque con el tiempo muchos han postulado teorías sobre el paradero de las tribus perdidas, no es nuestra intención proponer otra hipótesis más. En cambio, este artículo aporta una mirada que abarca lo que las fuentes judías tienen para decir sobre estas tribus y su exilio.

Los versículos que describen el exilio de las diez tribus a manos de los asirios constan solamente de unos pocos y breves pasajes en II Melajim y I Divrei Haiamim. El texto enumera algunos de los lugares a los que las tribus fueron enviadas: Jalaj, Habor, Haran, el río Gozán y las ciudades de Madai.1 Los sabios del Talmud ubican algunos de estos lugares donde actualmente se encuentran Irak, Irán y Siria. Sin embargo, también sostienen que las personas de las diferentes tribus se han casado entre ellas. Por consiguiente, sus hijos no pueden ser considerados judíos:2

[¿Cuáles son estos lugares?]

Jalaj es Halazon;3 Habor es Hadaieb;4 el río Gozán es Ginzak;5 las ciudades de Madai son Hamadan6 y sus pueblos vecinos. Algunos dicen que (las ciudades de Madai) son Nihar7 y sus pueblos vecinos.

¿Cuáles son las ciudades vecinas de Nihar?

Shmuel dijo: Kerej, Mushjei, Hidki y Dumakaia.

Rabí Iojanán dijo [en referencia a los habitantes de estos lugares]: “todos fueron listados para [declarar a sus habitantes] no aptos genealógicamente”.

Pero… ¿no había hijas [cuya descendencia sería judía, incluso si se hubieran casado con gente de otras tribus]? [...] Según la tradición, [las mujeres de las tribus exiliadas] fueron esterilizadas.

Otros dicen: cuando mencioné el asunto en presencia de Schmuel, él me dijo: “[Los sabios] no se movieron de allí hasta que los hubieron declarado perfectos gentiles, como dicen las Escrituras:8 ‘Han hecho un trato desleal en perjuicio del Señor, porque han engendrado niños extranjeros’”.

Eso parecería resolver la cuestión de si las diez tribus aún existen como una nación hoy en día.

Sin embargo, como hemos discutido en “¿Volverán alguna vez las diez tribus perdidas?”, afirmar que las diez tribus se han asimilado parece contradecir una posterior discusión del Talmud sobre el regreso de estas tribus a Israel con la llegada del Mashíaj.

Rabí David Bonfil (siglo xiii) resuelve el conflicto al explicar que solo las tribus que se exiliaron en Madai se asimilaron. Sostiene que partes de las tribus se exiliaron en otros lugares, y son ellos los que volverán en la era mesiánica.9

De hecho, los sabios del Talmud y el Midrash proponen algunos paraderos alternativos para las tribus exiliadas, que incluyen Afriki (comúnmente traducido como África)10 y las montañas de Slug.11

También leemos sobre otros paraderos en el Talmud de Ierushaláim:

Rabí Berajiá y Rabí Jelbo dijeron en nombre de Rabí Shmuel bar Najman:

En tres lugares fue exiliado Israel: en uno más allá del río Sambatión,12 en Dafne de Antioquia,13 y en otro lugar, en el que las nubes descendieron hasta taparlos.

Así como [las diez tribus] se exiliaron en tres lugares, también las tribus de Reubén, Gad y la mitad de la de Menashé se exiliaron en tres lugares.

¿Por qué motivo? “[Porque] has andado el camino de tu hermana, entonces yo pondré su cáliz en tu mano”.14

Y cuando ellos regresen, también Reubén, Gad y la mitad de Menashé regresarán con ellos.

¿Cómo sabemos todo esto? Gracias al versículo de Ieshaiau15 , que dice: “Diles a los prisioneros [aquellos exiliados más allá del río Sambatión] que salgan. A los que están en las tinieblas [aquellos cubiertos por las nubes], que se muestren”. Por los caminos pastarán, y en todas las cumbres tendrán sus pastos [quienes fueron exiliados en Dafne de Antioquia].16

El Midrash da una explicación similar respecto de adónde fueron los exiliados, pero agrega además una descripción de su milagroso regreso:

En tres lugares se exiliaron las diez tribus. Algunos por el río Sambatión. Otro grupo a una tierra lejana detrás del río Sambatión, dos veces más lejos de Israel. El tercer grupo fue “absorbido por Rivlatá”. [Di-s] “dirá a los prisioneros que salgan”, a los exiliados por el río Sambatión. [Y dirá] “a los que están en las tinieblas, muéstrense” a los exiliados en una tierra lejana, más allá del río Sambatión.

Y para los que fueron absorbidos por Rivlatá, Di-s creará túneles subterráneos, y ellos viajarán a través de los túneles hasta alcanzar el har Hazeitim en Ierushaláim. Di-s se parará en la montaña, hará que se quiebre en dos, y las diez tribus emergerán de su interior, como dice el versículo:17 “Aquel día se afirmarán sus pies sobre el har Hazeitim, que está frente a Ierushaláim al oriente, y el har Hazeitim se partirá al medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande. La mitad del monte se moverá hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur”.18

Río Sambatión

Quizás la leyenda más conocida relacionada con las diez tribus sea la del río Sambatión. Se dice que seis días a la semana el río se enfurece, y es imposible cruzarlo, y que durante el séptimo día sus aguas “descansan”. De hecho, cuando el gobernador romano Tinneius Rufus le preguntó a Rabí Akiva: “¿Cómo sabes que tu cálculo del shabat es correcto?”, Rabí Akiva respondió: “el río Sa(m)batión lo prueba, porque seis días a la semana sus aguas corren turbulentas, y en shabat se sosiega”.19

A lo largo de la historia judía, siempre que hubo situaciones de significativo contacto con las diez tribus, han surgido una y otra vez historias sobre este maravilloso río. El primer registro, documentado en tiempos postalmúdicos, fue tomado por el fascinante pero no menos controversial Eldad Hadani.

Eldad Hadani y los bnei Moshé

A fines del siglo ix, un hombre que se autodenominaba Eldad Hadani, “Eldad de la tribu de Dan”, apareció en la comunidad judía de Kairuán (hoy Túnez). Decía haber venido de una tierra llamada Javilá, cerca del río Sambatión, donde vivían las tribus de Dan, Naftalí, Gad y Asher. Incluso decía haber viajado mucho y haber conocido gente de las tribus de Reuben, Isajar, Zebulún, Efraim, Manashé y Shimeón.

Aunque los judíos de Kairuán recibieron a Eldad con respeto, no estaban seguros de creer sus historias. Enviaron la siguiente pregunta al Rabí Tzémaj bar Jaim, Gaon de Sura (en Babilonia), líder del mundo judío en aquel momento:

Eldad no entiende palabra de árabe ni de etíope, solo hebreo. Su hebreo, sin embargo, tiene palabras que no habíamos escuchado nunca antes. Por ejemplo, llama tintira a la paloma, raikus al ave y darmush a la pimienta. Muchas de esas palabras salieron de su boca cuando le mostramos un objeto, y cuando repetimos el experimento varios días después, usó la misma palabra para denominar el mismo objeto.

Su tradición oral es en hebreo puro, y como ya hemos declarado, en ella no se mencionan sabios. En cambio, cada ley es precedida por las palabras: “Esto hemos aprendido de Ioshúa, quien lo aceptó de Moshé, quien lo recibió de Di-s”. Nos enseñó algunas de sus leyes, y nos dimos cuenta de que su Torá es una [con la nuestra]; hay, de todas formas, algunas pequeñas diferencias. Creemos que es necesario presentar estas diferencias a nuestro maestro, porque algunas de ellas son inquietantes […]

Relató, en referencia al legendario río, que cuando los judíos se exiliaron en Babilonia en la época de la destrucción del primer Templo Sagrado, los caldeos confrontaron a los descendientes de Moshé (en las costas de los ríos de Babilonia) y les demandaron que tocaran en sus arpas las canciones que habían tocado en el Templo. Ellos comenzaron a llorar ante Di-s, diciendo: “¿Cómo pueden los mismos dedos que tocaron ante ti en el Templo Sagrado tocar en esta tierra profana?”. Entonces, se amputaron los pulgares con los dientes. Esa noche apareció una nube que los llevó —junto con sus carpas, sus ovejas y su ganado— a la tierra de Javilá. Los ancestros de Eldad, que vivían en ese momento en Javilá, escucharon un ruido aquella noche, como el de un terremoto, y en la mañana vieron una multitud de gente, rodeada por un nuevo río que lanzaba piedras y desechos.

Aquel río, el Sambatión, aún lanza piedras y desechos en forma de gran tumulto, pero nada de agua; si encontrara una montaña de hierro, la destruiría rápidamente. Este río sin agua burbujea piedras y desechos seis días a la semana; solo descansa en shabat. Los viernes se instala una nube sobre la superficie y evita que la gente se acerque [aunque deja de hervir], y permanece allí hasta pasado el shabat. Es por eso que se llama Sambatión, o Sambatino, que viene de shabat. Este río tiene partes angostas, de no más de 60 codos de ancho, en las que se puede llamar a quien se encuentra en la orilla opuesta. Sin embargo, están por completo encerrados por este río, sin poder salir ni recibir visitas […].

[Los recién llegados] les contaron a los primeros colonizadores de Dan sobre la destrucción del Templo Sagrado, hecho que los danitas ignoraban por completo. Sin embargo, solo la tribu de Dan estaba allí entonces; Gad, Asher y Naftalí llegaron luego de la destrucción del Templo. Habían estado viviendo con Isajar, pero Isajar se burlaba de ellos, los llamaba “hijos de sierva”. Las tres tribus estaban preocupadas por la posibilidad de una pelea real con Isajar, por lo que se fueron y viajaron adonde ya estaba viviendo Dan.20

Rabí Tzemaj Gaon respondió que la mayor parte de las historias de Eldad era, en efecto, coherente con la tradición judía. Atribuyó las imprecisiones a las dificultades y tribulaciones de los viajes de Eldad.

De hecho, la historia que Eldad contaba sobre la descendencia de Moshé también se encuentra en Targum Ionatán ben Uziel:

Di-s dijo: [Aunque] acordé no intercambiar esta nación por otra, de ti [Moshé] vendrá una multitud recta; y con toda tu gente haré cosas maravillosas en sus tiempos de cautiverio a la vera de los ríos de Babilonia. Porque los criaré desde allí, y los haré vivir desde el interior del río Sambatión.21

El Talmud explica que Moshé merecía ser padre de una gran nación, porque luego de que los israelitas pecaran con el becerro de oro, Di-s le dijo: “Déjame que los destruya y borre su nombre de debajo del cielo; y de ti haré una nación”.22 Moshé rezó, y al final Di-s perdonó a Israel. No obstante, “ninguna palabra de bendición emanada de la boca del Santo, bendito él, incluso basada en una condición, fue retirada jamás”.23 Así, de Moshé estaba destinada a descender una gran nación.24

La autenticidad de la historia de Eldad Hadani fue debatida a lo largo de la Edad Media. Muchos importantes rabinos medievales citan sus escritos como una fuente válida para la ley judía.25 Otros lo consideran un impostor; y a sus escritos, inventos.26

David Hareuveni

Si bien Eldad Hadani aportó más detalles sobre las diez tribus que ninguna otra persona, no fue el único en presentarse como su emisario. En el año 1524, apareció un hombre que se hacía llamar David Hreuveni. Decía venir del desierto de Habor, donde residían las tribus de Reubén, Gad y la mitad de la tribu de Manashé.

David incluso afirmaba que su hermano mayor, Iosef, gobernaba esas tres tribus y lo había declarado a él su general militar. Decía estar en una misión (en nombre de su hermano) para convencer a quienes gobernaban Europa de unir fuerzas con su ejército judío para invadir el Oriente Medio dominado por musulmanes, con el objetivo de liberar a la tierra de Israel del dominio islámico.

En un principio, su éxito fue rotundo. Logró encontrarse varias veces con el papa Clemente VII, quien le dio cartas de recomendación para los reyes de Portugal y de Abisinia (Etiopía). Luego de varios años de maniobras diplomáticas, sin embargo, David fue arrestado en 1532 por Carlos V, del Sacro Imperio Romano Germánico, acusado de causar que muchos conversos volvieran al judaísmo. Las autoridades lo entregaron a los inquisidores, de España, donde es probable que haya muerto en prisión.

Entonces, ¿dónde están?

Si bien no ha habido otras declaraciones significativas de “verdaderos” emisarios de las diez tribus perdidas, sí hubo otros hallazgos y supuestos descubrimientos de las diez tribus, encontrados por viajeros y exploradores a lo largo de la historia.27 Esto ha dado como resultado una gran cantidad de teorías, sin importar cuán inverosímiles sean, sobre su paradero actual. La lista incluye lugares como África, Japón, China, la India, Afganistán, Kurdistán, el Cáucaso, Yemen, Persia e incluso América.

Antes de que todo el planeta fuera explorado, la gente postulaba que quizás las tribus estuvieran en una región aún no descubierta. Esta especulación tuvo su auge con el descubrimiento de América, el “nuevo mundo”.28 En 1655, el gran filósofo y abogado judío Rabí Manashé ben Israel usó la teoría de que los nativos americanos eran descendientes de las diez tribus para respaldar su solicitud a Oliver Cromwell de readmisión de los judíos en Gran Bretaña29 (habían sido expulsados por el rey Eduardo I en 1290).

Potencial oculto: unidad en Israel

Rabí Iehudá Loew (f. 1609), el “Maharal de Praga”, explicó que nunca descubriremos a las tribus a través de la búsqueda. Según él, el exilio de las diez tribus es un decreto divino que no será rescindido hasta la era mesiánica. Incluso saber su paradero sería ya una manera de reunificación, y Di-s decretó que no habría reunificación hasta el momento de la redención final. En otras palabras, es en definitiva el decreto de Di-s lo que nos impide descubrir las diez tribus perdidas.

Además, el Maharal sugiere una interpretación no literal del Midrash citado anteriormente, que describe el exilio y la reunificación de las diez tribus.

En el presente, explica él, estas tribus solo existen de manera potencial (es por eso que no se menciona su nombre). De hecho, su potencial está tan oculto que es como si las tribus ni siquiera existieran. Que Di-s saque a las tribus de debajo de la tierra sería transformar su potencial en una realidad. La tierra se adapta a esta metáfora de manera particular, dado que ya tiene el potencial de dar frutos. De ahí la referencia al har Hazeitim.

Agrega que es por este motivo que el Midrash declara: “En tres lugares se exiliaron las diez tribus”, para indicar que fueron separadas del pueblo judío de tres maneras:

Una es en distancia, por lo que dice que fueron exiliadas en el río Sambatión.

El segundo exilio está para indicar que no están solo separadas en distancia, sino que también hay obstáculos en el camino. Este es el significado de la afirmación de que fueron exiliadas en una tierra lejana, detrás del río Sambatión.

Y la tercera forma en la que están separadas indica que, al exiliarse entre naciones y ser “absorbidas” por ellas, ni las mismas tribus tienen por qué saber, necesariamente, que lo son. Es por esto que dice que las diez tribus fueron llevadas al exilio y luego “absorbidas”: han olvidado por completo su identidad judía, por haber sido “absorbidas” por una fuerza externa.30

En conclusión

Más allá del paradero actual de las diez tribus —ya sea que estén escondidas en un lugar remoto e impenetrable o que hayan sido “absorbidas” por las demás naciones— Di-s ha decretado que regresarán cuando llegue la redención final: “Sucederá también en aquel día que se tocará un gran shofar, y aquellos perdidos en la tierra de Asiria y aquellos exiliados en la tierra de Egipto vendrán y adorarán al Señor en el monte sagrado de Ierushaláim”.31

Este artículo es parte de los tres que componen la serie de las tribus perdidas de Israel. No deje de leer “El exilio de las diez tribus perdidas” y “¿Volverán alguna vez las diez tribus perdidas?”.