Estimados lectores:
Esta mañana mientras realizaba las plegarias matutinas, note que la aravá (el sauce) de mis cuatro especies estaba totalmente deshojado, lo que lo hacía inservible para recitar la bendición y las alabanzas de Halel. Tuve que pedir a alguien uno prestado para poder realizar las plegarias correctamente.
Las cuatro especies representan a cuatro tipos de personas: el etrog, que es comestible y tiene buen aroma, simboliza al líder sabio, de buenas acciones y mucho conocimiento; el lulav tiene un fruto dulce, el dátil, pero no tiene aroma, de manera que implica mucho conocimiento, pero no buenas obras; el hadás, con su perfume, pero sin fruto comestible, sólo buenas acciones; y por último, la aravá, que no se asocia a sabor o aroma alguno, no representa ni una cosa ni la otra.
La aravá es la más frágil de las cuatro especies. Durante Sucot debemos darle un cuidado especial para que no se seque o se oxide, ya que sin ella no podemos cumplir con esta mitzvá.
Podemos tener un pueblo con muchos eruditos, muchos activistas involucrados en buenas obras, líderes comunitarios, rabinos y maestros. Pero si no cuidamos a nuestros hermanos más simples, a aquellos que no tuvieron la oportunidad de aprender o de practicar el judaísmo, pero que son una parte esencial y vital de nuestra comunidad, si no los incluimos junto a nosotros, algo nos falta.
Lamentablemente, en la sociedad actual hay muchos seres humanos que son descartados. Sucot nos enseña que absolutamente todos somos necesarios, aún quienes parecen más simples, como la aravá. Sin ellos, estamos incompletos.
Rabino Eli Levy
¡Shabat shalom! ¡Jag sameaj!
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