Estimados lectores:

Envio estas líneas desde el Congreso Internacional del Shlujim de Jabad Lubavitch. Esta reunión anual se realiza desde 1984. El primer congreso contaba con solo 65 rabinos de algunas ciudades, y en la actualidad convoca a más de 3000 rabinos que representan a la mayoría de las comunidades judías del mundo.

La experiencia de este Kinus anual es única. Nos encontramos con colegas que aunque están al frente de congregaciones muy diversas, enfrentan desafíos similares a los nuestros. El objetivo en común de todos los shlujim es transmitir con amor las enseñanzas de la Torá a través de la particular óptica del jasidismo y la visión del Rebe.

Sin estar presente físicamente, el Rebe sigue siendo el principal motor de nuestro movimiento, que pasó de ser un puñado de jasidim después de la Shoá a transformarse en la comunidad y organización más global y pujante del pueblo judío.

La parashá de esta semana Jaie Sará, “la vida de Sará”, nos habla paradójicamente de los distintos sucesos que ocurrieron después del fallecimiento de nuestra matriarca Sará, pero centrándose en la búsqueda de una pareja para su hijo Itzjak. Nuestros sabios interpretan que a pesar de que ella solo es mencionada en el primer versículo, toda esta porción lleva su nombre ya que su legado continúa hasta nuestros días a través de su descendencia.

En el Kinus vivimos algo similar. A pesar de que el Rebe no está más con nosotros en forma física, sentimos su presencia en los miles de seguidores que consagran sus vidas a imitar su legado de amor al prójimo y su mensaje de traer luz y espiritualidad al mundo entero.

El cuerpo del Rebe ya no está presente, pero su alma está viva en cada uno de nosotros.

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy