De todos los animales que no son casher, el cerdo es el más despreciado. Aún entre los judíos que lamentablemente aún no se adhieren a todas las leyes del cashrut, muchos evitan la carne de cerdo. De hecho, de la gran cantidad de insultos y maldiciones mordaces con que está bendecido el ídish, una de las más perversas es llamar a una persona jazer fisel (pie de cerdo).

Hay dos elementos que identifican a un animal como casher: debe ser rumiante y tener las pezuñas divididas. El cerdo, él solo entre todos los animales del establo de Di-s, tiene las pezuñas divididas pero no es rumiante. ¿Has visto alguna vez a un cerdo durmiendo? Extendido en el barro y con una sonrisa idiota estampada en el hocico, estira las patas como invitando a todos a presenciar su innato cashrut. ¿Y sabes qué? A pesar de sus piadosas pretensiones, sigue siendo un cerdo.

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Esta semana leemos acerca de las acciones impías del hijo mayor de Itzjak, Esav. Algunas personas son sencillamente perversas; no fingen virtud, deleitándose en el mal por sí mismo. Esav, sin embargo, era un confabulador astuto. Hacía grandes esfuerzos por presentarse ante su padre como verdaderamente justo, revelando su genuino carácter sólo en sus tratos con su hermano menor, Iaacob.

En muchos sentidos, enfrentar y derrotar al mal encarnado es más fácil que desafiar a quienes asumen una pátina de pureza. Un terrorista evidente puede causar más muerte y destrucción a corto plazo que uno que cambia su uniforme de batalla por una cubierta de respetabilidad, pero la claridad moral de poder exponer y denunciar la maldad es obstruida. Los Esavs y Arafats (que su nombre y su recuerdo sean olvidados) hacen una gran puesta en escena al declararse del lado de los ángeles mientras siembran la misma maldad gratuita y la bajeza moral, pero de manera subrepticia, hasta las personas bien intencionadas pueden ser engañadas y el precio que se debe pagar para derrotarlas eventualmente es mucho mayor.

El actual exilio que los judíos han estado sufriendo durante los últimos dos milenios es conocido en la tradición rabínica como el Exilio de Edom (Edom es sinónimo de Esav). Ante el mal absoluto y manifiesto, uno sabe qué es lo que debe hacer: tomar una posición, comprometerse a luchar y entrar al conflicto con el conocimiento certero de que la decencia finalmente triunfará. La razón por la cual la presente batalla se ha prolongado tanto es que nuestros enemigos están tan profundamente inmersos en su farsa que identificar el mal como tal es su propio desafío.

Las organizaciones terroristas tienen sus propios “fondos de benevolencia” y canales de “caridad”. Tienen sus voceros moderados en la BBC, y profesan repudiar la violencia. Sólo cuando los hombres de conciencia estén dispuestos a mirar más allá de este frente falso y a descubrir la corrupción inherente, el vacío y la brutalidad que representan quienes nos odian realmente, los jazer fisels se revelarán como los cerdos que verdaderamente son, se habrá ganado "la paz de los valientes”, y podrá comenzar una verdadera era de redención.