Estimados lectores:

Los trastornos de personalidad, como la bipolaridad y la esquizofrenia afectan a mucha gente en nuestros días. Los cambios drásticos de ánimo, de un extremo al otro reflejan una enfermedad psiquiátrica.

Por eso vemos la preocupación de nuestra matriarca Rivká por el niño que cargaba en su vientre. El midrash nos cuenta que cuando ella pasaba por un lugar relacionado a la idolatría él bebe se movía con excitación, pero esto también ocurría cuando ella se acercaba a un lugar sagrado.

Rivká se calmó cuando descubrió que eran mellizos. Era preferente tener un hijo malvado y un hijo santo que tener uno que no supiera lo que quería.

El jasidísmo habla de dos almas que conviven en nuestro ser, pugnando constantemente por controlar nuestras acciones. Una de ellas es egoísta y animal, solo actúa en beneficio propio y nada se interpone a sus deseos y pasiones. La segunda es una partícula de Di-s que busca fusionarse a su fuente, sin importarle las diferencias físicas su objetivo es el bien común y la bondad.

Por eso, puede pasar que nos levantamos compasivos y bondadosos, pero por la tarde actuamos impulsivamente y con egoísmo. No se preocupen, no es un trastorno de personalidad, simplemente no logramos amaestrar por completo al animal salvaje que llevamos dentro.

¡Shabat Shalom!