Pregunta:

Mi marido está perdiendo su fe en Di-s porque su equipo favorito nunca gana. Cada vez que pierde, él pierde un poco de fe. ¿Cómo puedo ayudarlo a que cambie esta perspectiva, y cómo puedo convencerlo de que no vea tanto deporte?

Respuesta:

Piensa qué pasa si le dices lo siguiente: perder la fe porque tu equipo pierde no es una reacción racional. En lugar de cambiar de creencias, tendría más sentido cambiar de equipo.

Después de todo, seguro que en cualquier partido los seguidores de ambos equipos rezan para que su equipo gane. Sólo una de esas plegarias puede ser respondida de manera afirmativa. Si tu equipo pierde, no significa que Di-s no esté ahí, quizás sólo signifique que está del otro lado. Así que si Di-s está con los otros, ¿no deberías estarlo tú también?

Por supuesto que este argumento no tendrá ningún efecto sobre él. No puedo imaginar un verdadero fanático del deporte que cambie su lealtad sólo porque su equipo no deja de perder. Bueno, eso es tener fe. No importa lo que pase, sólo tenemos un Di-s y permanecemos a su lado. De hecho, la palabra usada como “fe” en hebreo es emuná, que en rigor significa “lealtad”. Así como un fanático no cambia de equipo, sin importar lo que suceda, un creyente es leal a Di-s, pase lo que pase.

En un sentido, es maravilloso el hecho de que la peor tragedia de su vida sea que su equipo pierda. Ojalá sea siempre de esa manera. Pero necesita tener perspectiva y diferenciar su fe de su fanatismo. El deporte es recreación, diversión, relajación y entretenimiento. Si le trae tanta angustia y frustración a su vida, no cumple con su propósito. El deporte tiene que ver con jugar, no con rezar.

No sé si tendrás éxito en convencerlo de que vea menos deporte. Pero quizás pueda dedicarle menos atención. Debe guardar sus energías emocionales y espirituales para su verdadero equipo, el que en verdad lo necesita: su familia, su comunidad, su pueblo y su Di-s.