El rabino Dovber Schneuri, llamado el rebe miteler (rabino intermedio), era conocido por su afición al júbilo. Incluso tenía un grupo de jasidim que formaba un kapelye (coro) y otro grupo entrenado para hacer piruetas a caballo. En ocasiones especiales y alegres, les pedía a ambos grupos que actuaran mientras él se paraba en un balcón a mirar. El hijo del rebe, el reb Nójum era uno de los jinetes.
De golpe una vez y sin razón aparente, el rebe indicó a los dos grupos que actuaran. Esto era sumamente inusual. Sin embargo, los jasidim actuaron mientras el rebe, parado desde su lugar habitual, observaba cuidadosamente a sus hombres a caballo.
De pronto el reb Nójum, el hijo del rebe, se cayó del caballo. Cuando se le informó que su hijo estaba en grave peligro, el rebe simplemente indicó con la mano que continuaran con la celebración.
Al rato, el rebe pidió que se detuvieran y entró a su estudio privado.
Enviaron a llamar a un médico, quien confirmó que la situación del reb Nójum era mucho menos seria de lo que se pensaba. Se había quebrado una pierna y nada más.
Luego se le preguntó al rebe por qué había indicado a los jinetes y al coro que continuaran con su acto mientras su querido hijo yacía herido.
Él respondió: “¿Por qué no me hacen una pregunta aún mejor: por qué siquiera pedí a los jinetes y al coro que actuaran en un simple día de semana?”.
El rebe explicó: “Se suponía que hoy debía ser un día muy duro para mi hijo. Vi una grave acusación contra él en la corte celestial. La acusación era muy poderosa y encontré una sola salida: la alegría endulza lo severo. Entonces pedí al coro que siguiera cantando y a los jinetes que alegraran a todos con sus gracias.
El júbilo que se creó alivió el estricto decreto contra mi hijo, pero aún quedaba una pequeña parte del decreto. Por eso se cayó del caballo y se lastimó la pierna. Sin embargo, la continuación de la fiesta disminuyó aún más este decreto residual. Si Di-s quiere, Nójum se recuperará en un futuro muy cercano”.1
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