Pies de ángel
El Talmud nos dice que cuando rezamos la Amidá debemos parecer ángeles, de quienes se dice: “Sus piernas eran una pierna recta…”.1 Como parece que los ángeles tuvieran un solo pie, nosotros, de manera similar, alineamos nuestros pies para que parezcan uno solo.2
Asimismo, cuando rezamos la Kedushá, en la que santificamos a Di-s con las mismas palabras que usan los ángeles, ponemos nuestros pies juntos.3
Como los cohanim
Según una opinión alternativa que se encuentra en el Talmud de Ierushaláim, rezamos con los pies juntos para parecernos a los cohanim (los sacerdotes), porque nuestro rezo ocupa el lugar de las ofrendas que llevaban al Templo Sagrado. Cuando los cohanim solían deambular por el Templo, daban solemnes pasos pequeños; el talón de un pie no iba más allá de los dedos del otro.4 Mantener nuestros pies juntos es una reminiscencia de aquella marcha.
Algunos explican que ambas tradiciones son en esencia una sola, porque los cohanim mismos mantenían sus pies juntos para asemejarse a los ángeles. Dar pequeños pasos era lo más cerca que podían estar de la pose inmóvil de los ángeles.5
Sólo Di-s puede proveer
Más allá de las dos razones que se mencionan en el Talmud, algunos dicen que esta pose demuestra que nadie más que Di-s puede proveernos. Cuando ponemos nuestros pies juntos como si estuviesen unidos, demostramos que estamos desamparados por completo sin Di-s.6
Llegar más alto
Un motivo para seguir el ejemplo de los ángeles al rezar es que en general solemos estar ocupados con nuestros propios pensamientos y con actividades mundanas. Al momento de rezar se alejan todas las distracciones y nos enfocamos exclusivamente en conectarnos con Di-s. De este modo, tratamos de emular a los ángeles, que no tienen ego y reconocen que no hay nada además de Di-s.7
Abrir las puertas del cielo
Al mencionar la enseñanza talmúdica de que rezamos de manera similar a los ángeles, el Zohar dice: “El Sagrado, bendito sea, les dice a los ángeles: ‘Si ven personas que sean excepcionales en sus rezos cuando juntan los pies de la misma manera que ustedes, ábranles las puertas del cielo para que puedan entrar’”.8
¡Que todas nuestras plegarias, incluida la plegaria definitiva para la redención final, sean respondidas pronto! ¡Amén!
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