Estimados lectores:

Esta semana leemos sobre la revuelta de Kóraj y sus seguidores, quienes pusieron en duda el liderazgo de Moshé. Ellos decían: ¿Por qué debemos seguir a un hombre, cuando todos podemos conectarnos directamente con Hashem?

Moshé no supo qué responder a las críticas de Kóraj, pero finalmente Di-s dejo en claro que Moshé era su elegido, abriendo la tierra y tragando a Kóraj y toda su congregación.

Pero, ¿la pregunta de Kóraj no era válida? ¿Acaso necesitamos un intermediario en nuestra relación con Hashem? ¿No es suficiente conectarnos nosotros mismos? ¿Para qué necesitamos rabinos, maestros y líderes?

La verdad es que no es necesario ningún intermediario en nuestra relación con Hashem. En ese punto, Kóraj tenía toda la razón. El problema era su motivación: él en verdad quería el puesto de sacerdote para sí mismo y no toleraba que sus primos, Moshé y Aarón, fueran los líderes.

Lo mismo pasa en muchas comunidades cuando se pone en duda el liderazgo de un rabino o maestro, o cuando critican a un dirigente comunitario. A veces las críticas son justas y necesarias, pero muchas veces están motivadas por la envidia, el rencor y el simple hecho de criticar porque sí.

Es nuestro deber controlar y exigir a nuestros dirigentes, pero debemos siempre asegurarnos que nuestras críticas no sean motivadas por intereses o rencores personales, sino por el bien de la comunidad.

¡Shabat Shalom!

Eli Levy