Las personas son más influenciadas por las actividades que realizan que por el conocimiento que reciben.

Esta verdad fue encarnada por Rebe de Lubavitch, el rabino Menajem Schneerson, de santa memoria. Tras aceptar el manto de liderazgo del movimiento Jabad Lubavitch, sin descanso educó a sus estudiantes y admiradores sobre una dimensión interna de la vida, a traves de los metodos de enseñanza tradicionales, pero sobre todo al inspirarlos a la acción.

A través de los años, instruyó a miles de emisarios para establecerse en enclaves abandonados de la vida judía para llevarles el gozo de vivir el judaísmo, lo cual convirtió a Jabad en la fuerza más influyente del judaísmo en nuestros dias. Como lo expresó un estudioso: “No fue un hombre interesado en crear seguidores, sino un hombre apasionado en crear líderes”.

Más allá de su imperio de bondad, el Rebe buscó cultivar cualidades de liderazgo en cada ser humano. En la búsqueda para transformar nuestro munto en un mejor lugar para vivir, cada habitante de nuestro planeta ejerce un papel crucial en esta misión colectiva.

El Rebe identificó acciones simples, aunque profundas, que cualquiera puede adoptar para convertirlas en campañas revolucionarias. En 1974, introdujo la campaña de la “caridad”. No se trata de recaudar fondos para una causa específica, o un llamado para que los filántropos firmen grandes cheques. Más bien es un mensaje a las bases para que todos nos convirtamos en “dadores”.

La idea fue adaptada de un concepto articulado en el siglo XII por Maimónides, el sabio y filósofo judío. ¿Es mejor donar una cantidad grande a la caridad una sola vez o dar pequeñas sumas más seguido?

Depende del contexto. Los grandes cheques producen grandes resultado rápidamente, pero, para transformar a las personas en “dadores”, la frecuencia del donativo tiene más impacto que la cantidad que otorgan. Cada uno debería convertirse en “dador”, ya que es algo que está a nuestro alcance.

La campaña de caridad del Rebe tiene como objetivo educar a personas de todas las edades y etapas de la vida a convertise en “dadores”, ofrendando dinero para fines caritativos cada día, aunque sea un poco. Llama a revolucionar nuestro sentido de propósito y perspectiva sin escuchar ninguna lección.

Cada domingo, a partir de 1986, miles de personas tenían audiencias con el Rebe, buscando su bendición y consejo. El Rebe le entregaba a cada persona un billete de un dólar para darlo a la caridad. Explicaba que cuando dos personas se encuentran, la reunión debe beneficiar un tercero. Con ese fin, le daba a cada visitante una misión caritativa para perpetuar la buena voluntad del breve encuentro.

Durante una de estas reuniones, un padre le pidió al Rebe su bendición para su hijo que padecía autismo severo y vivía en un hogar especial en Inglaterra. El rebe sugirió poner una caja para donativos en la habitación del joven. “Así tendrá la posibilidad de dar caridad y recordarle a los otros para que también lo hagan”, le dijo.

Meses después, los padres reportaron que la instalación de la caja de caridad en el cuarto de su hijo tuvo un impacto positivo en su desarrollo.

Mientras conmemoramos el aniversario luctuoso del Rebe, quiero animarle a usted a unirse a la [“campaña de caridad” del Rebe. Ponga una alcancía en una ubicación centra de su casa y anime a los miembros de su familia a comenzar, colocando una una moneda en la caja. Extienda la campaña a un público más amplio haciendo lo mismo en su espacio de trabajo. Los educadores pueden transformar los salones de clase en espacios “para dar”, comenzando sus lecciones diarias con este simple acto de bondad.

Juntos podemos hacer de este mundo un lugar mejor y más pacífico para todos.